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sábado, 13 de febrero de 2021

Fuerzas del cielo, pastor Edixon Viloria…

Espacios luctuosos se abren una y otra vez en el pueblo de Dios. Se nos va con el Señor la pastora Laritza Morales, y con ella la poca expectativa que nos quedaba de un 2021 mejor. Preguntas muy complejas nacen en todos los que vieron partir a sus seres queridos, y la respuesta, una vez más, no está en un argumento, sino en una Persona; una Persona que también murió…

Ante tales dolorosas realidades, cobran perspectivas las pruebas vividas por aquellos que nos precedieron: José reducido a la esclavitud, Jeremías hundido en el cieno de un pozo profundo, Daniel solitario en un foso de leones, la vida tempranamente trunca de Santiago, hijo de Alfeo… Un cúmulo de sinsabores frustrantes y, por momentos, sin sentido, confluyen en las palabras del apóstol Pablo a los hermanos de Listra, Iconio y Antioquía: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hch. 14: 22b).

Hay un tiempo de la vida en que muchos creemos tener respuestas para todo. Son las propias pruebas personales las que terminan por hacernos entender que, de este lado de la historia, hay más preguntas que respuestas y, ante tales confusiones, la Cruz es la única visión coherente. No hay otra. Jesús, muriendo allí, es la única respuesta al dolor humano. “Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí” (Lc. 22: 19), y todos los domingos la iglesia primitiva se fundía en la cena de amor ágape, en el recuerdo de la muerte sacrificial de su Señor, aquella que les renovaba un sentido claro del llamado frente al sufrimiento que les quedaba por vivir en este anegado “valle de lágrimas” (Sal. 84: 6).

Más allá de la cruz, y hace dos mil ochocientos años, Isaías vio el futuro, para nosotros hoy cercano: “Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho”. (Is. 25: 8). De modo que el tiempo es corto. Cristo viene ya. Así lo prometió: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Jn. 14: 2, 3).

“…el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos” (Ap. 7: 17).

Las Asambleas de Dios de Venezuela, y por extensión de Latinoamérica y Estados Unidos se unen en oración en torno al amado Rev. Edixon Viloria, Pastor principal en «Comunidad Cristiana Granero de Dios para las Naciones», teólogo, directivo, ministro evangélico, amigo y siervo; todos los que bien le amamos, pedimos, reciba en este día el más sentido abrazo del cielo. Así sea.



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