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sábado, 6 de febrero de 2021

El más universal de los cuatro evangelios

Perdone el título, ya sé que no es tan así, pero de algún modo tengo que captarle la atención, y Lucas es un evangelio que se caracteriza grandemente por su universalidad. Mateo está dirigido a los judíos, Marcos a los romanos, Juan a la Iglesia, pero Lucas, aunque siempre se ha dicho que está dirigido a la cultura griega, alcanza por su diseño y contenido al mundo entero. En Lucas desaparecen barreras y Jesucristo es para todo el mundo, más allá de etnias, culturas o sexos, Este no es un comentario vicioso; hay razones para afirmarlo:

 

1. En el Evangelio de Juan se enfatiza que los judíos no se trataban con los samaritanos. Lucas elude una consideración así, y abre el cielo a estos acérrimos y enemistados enemigos de Israel. Fue a las puertas de Samaria, cuando estos no quisieron recibir a Jesús, y los discípulos, airados, propusieron que descendiera fuego del cielo sobre la ciudad, como en tiempos del profeta Elías, que Jesús les dijo entonces: “el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lc. 9: 56). La parábola del Buen Samaritano es un ejemplo (Lc. 10: 30-37). En Lucas el único leproso que regresó agradecido, era samaritano Lc. 17: 11-19).

2. Jesús resalta a la viuda de Sarepta de Sidón y al general sirio Naamán, entranjeros los dos, y gentiles, como referentes de la atención de Dios (Lc. 4: 25-27). Explicaba, al hacerlo, que ningún profeta era acepto en su propia tierra (v. 24). Tales palabras llevaron de ira a los judíos y por causa de ellas intentaron despeñarle en Capernaum.

3. Jesús resalta ante los demás la fe del centurión romano (Lc. 7: 9).

4. Resumiendo la idea del alcance universal de la salvación para los gentiles, Jesús dice: “Porque vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios” (Lc. 13: 29).



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