En Primero de Samuel 8: 4-6, se lee:
4 Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel,
5 y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.
6 Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová.
Dios atendió a la oración de Samuel. Pronto el profeta supo que Dios no quería reyes. Él sabía lo que harían los reyes desde aquel día hasta hoy:
7 Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos.
9 Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.
10 Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey.
11 Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro;
12 y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros.
13 Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras.
14 Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos.
15 Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos.
16 Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras.
17 Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos.
18 Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día (I Sa. 8).
La advertencia fue solemne y clara, pero ellos la tuvieron en poco; querían parecerse a los demás pueblos de la tierra. Así continúa Primero de Samuel 8: 19, 20:
19 Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros;
20 y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras.
Una vez más el profeta va a la presencia de Dios, y el Señor, dando un ejemplo bíblico de voluntad permisible, contesta: «Y Jehová dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos» (v. 22).
En la historia siguiente de Israel y de los demás pueblos. Las crueldades descritas por Dios las harían sobradamente los reyes: enviaron a los jóvenes a la guerra, tomaron para sí sus doncellas, se apropiaron del fruto de las tierras; de lo mejor de sus rebaños tomarían posesión.
Eso hicieron los reyes, los presidentes, los líderes que no levantó Dios.
Reyes pidieron, reyes tuvieron, y no faltó la advertencia de Dios.
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