La célebre poetiza estadounidense, Emily Dickinson (1830-1886), dejó perlas líricas en su breve obra. Una de ellas es:
Poema 543
Temo a la persona de pocas palabras.
Temo a la persona silenciosa.
Al sermoneador, lo puedo aguantar;
al charlatán, lo puedo entretener.
Pero con quien cavila
mientras el resto no deja de parlotear,
con esa persona soy cautelosa.
Temo que sea una gran persona.
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Emily Dickinson. El viento comenzó a mecer la hierba. Madrid: Nórdica Libros S. L., 2014.
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