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viernes, 3 de marzo de 2023

La recapitulación en Cristo

La palabra recapitulación viene de la voz griega anakephalaiosis. El significado inicial del término tenía que ver con la idea de colocar algo bajo una nueva cabeza, y en ese sentido debe de ser entendida tal palabra para la comprensión de su uso bíblico. La teología patrística la entendía así. 
El hombre moderno interpreta la palabra recapitulación como un resumen de algo o una exposición abrevada de un conjunto de ideas expuestas; para los griegos de los tiempos bíblicos esto no era así. El padre de la escuela teológica de Antioquía, Ireneo (muerto en 202 d. C.) la usa en el sentido griego mencionado.
La palabra aparece en la Epístola del apóstol Pablo a los Efesios, capítulo 1, versículo 10: "de reunir todas las cosas en Cristo..." (literalmente, en griego: "para recapitular el todo en el Cristo"). Aquí recapitular es: ἀνακεφαλαιώσασθαι (anakephalaiōsasthai). (Primera de Corintios 1: 10: "de reunir todas las cosas en Cristo en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra".) 
Adán es la cabeza de la vieja humanidad y en él todos hemos pecado. Para deshacer la obra de Adán, Cristo vino como la cabeza de una nueva humanidad, de la cual la Iglesia es cuerpo: "así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo..." (Ef. 5: 23b).
Es por esto que Ireneo traza puntos concordantes entre Cristo y Adán: el segundo fue tentado por una mujer que él afirma era virgen. Cristo vino de una virgen. Adán cayó bajo la tentación de la fruta de un árbol; Cristo nos salvó en el árbol de la Cruz. Aunque estas imágenes son notablemente inexactas, Ireneo las usaba en el fuerte énfasis que hacía en la doctrina de la recapitulación.


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