«Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mt. 11: 28). Este llamado universal tiene lugar en el contexto del rechazo judío. Jesús resalta previamente el ministerio de Juan, lo que fue y los epítetos con que le endilgaron: «Demonio tiene...» (v. 18), dijeron de él. Le entregaron finalmente a la muerte. Del Señor Jesús circulan entonces las peores evaluaciones: «amigo de publicanos y de pecadores» (v. 19). El mensaje y las señales llegaron a Corazín y Betsaida, ciudades judías, y ellas no se arrepintieron ni respondieron al llamado. Quizá esto mueve el corazón del Señor al llamado universal de Mateo 11:28: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados...». Todos, judíos y gentiles: «Vengan a mí»; desde el más raigal fariseo hasta el último indígena de la tierra. Todos los seres humanos «Venid a mí...».
El llamado llega hasta hoy. Cristo ofrece descanso y alivio a todas las personas que están agotadas y abrumadas por la penosa carga de la vida. Él ofrece liberación del peso del pecado y centra ese llamado en sí.
La invitación es también para ti. Si estás cansado, ven a Él.
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