Una doxología, en griego «palabra de gloria», era una expresión formal de alabanza, que adoptaba con frecuencia una cadencia poética. Para los cristianos de la naciente iglesia la doxología se convirtió en una oración litúrgica (repetida en algún momento del culto) con la que expresaban alabanza o adoración al Señor (1).
Un ejemplo de doxología es: «Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén» (I Ti. 1: 17). Los cristianos cubanos que organizamos la Celebración Evangélica Cubana de 1999, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, lo usamos en las palabras de presentación de aquel primer evento cristiano de los últimos cuarenta años de historia celebrado al aire libre. Mi esposa hizo la lectura.
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(1) James D. Hernando. Diccionario de Hermenéutica. Gospel Publishing House, 2012, p. 99.
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