"Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz" (Gn. 1: 3). Dios trajo la luz al mundo, mientras todo estaba desordenado y en tinieblas. Así traiga la luz a nuestros corazones; reciban su luz nuestros pensamientos y lecturas. Reciban su luz nuestros familiares y amigos. Reciban su luz tantos engañados de la tierra.
No hay otro: Dios es el único referente de la luz que necesitas hoy. Miremos unidos al Rey del cielo. Atraigamos Su presencia a nuestras vidas y oremos unidos con las palabras del salmista: "Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros" (Sal. 90: 17).
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