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sábado, 14 de enero de 2023

El que da al pobre

«El que da al pobre no tendrá pobreza; mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones» (Pr. 28: 27). Los pobres son una promesa al rico. Jesús dijo: «a los pobres siempre los tendréis con vosotros» (Jn. 12: 8). Lo que se haga con ellos también supone una promesa. «El que da al pobre no tendrá pobreza». Es precioso oír algo así. Es palabra de bendición. Hay otra promesa en el mismo texto: «el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones».

Bendiciones o maldiciones, y en el centro el pobre. La atención a él determina la diferencia.

La mayoría de los pobres en el mundo no escogieron serlo. Muchos son grandes trabajadores y sostienen con esfuerzo familias enteras, pero sus retribuciones salariales no están en armonía con las necesidades básicas. Otro grupo de pobres lo son porque pese a tener aptitudes sobresalientes alguien escogió negarles el empleo. No espere otra cosa para la caterva de irresponsables que empobrecen al hombre: maldiciones. En ese camino están, porque si son responsables de que exista el pobre también son responsables en cuanto a darle.



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