“¡Hable inglés en seis meses, con Augusto Ghio!”. “¡Haga un doctorado en seis meses, en California!”. “¡Use el poder del pensamiento positivo, con Norman V. Peale!”. “¡Cómo cambiar tu vida en una semana, con Emmet Fox!”. “¡Influya en un millón de gente, con Dale Carnegie!”. “¡Sea best seller en cinco semanas!”. “¡Siete pasos para lograr todo lo que quiera!”. “¡Tenga buena vibra!” (1). ¿Le resultan familiares tales expresiones? Cada día se oyen más. Muchos hacen carreras promoviéndolas, y el programa que presentan no tiene nada que ver con el precio que se debe pagar si se quiere tener algo de valor. Así, como lo anuncian los tales, así no funciona la vida.
“¡Hable inglés en seis meses!”. Se lo creyó, ¿verdad? Llevo cinco años en Estados Unidos, y casi tengo que dar una conferencia de edulcorantes en inglés para que entendieran que quería azúcar para el café en el Mardel Christian, la gran librería de la ciudad. Yo decía sugar [azúcar], y la empleada entendía sure [seguro], y me miraba estupefacta. Renuente a probar el café amargo le dije, entonces, triunfal: “I mean the product of the cane…”. [“Me refiero al producto de la caña”]. Nada. Me miraba ahora asustada; probablemente no sabía lo que era una caña, así es que, ante aquella norteamericana citadina, decidí elegir una pregunta menos agrícola y más química: “Other way… Do you have any sweetener, honey, for example?”. [¿Tiene algún edulcorante, miel, por ejemplo? Nada. Cada vez abría más los ojos. ¿Entendería que le estaba diciendo honey a ella? No queriendo hacerme responsable del desmayo inminente que estaba a punto de tener lugar, opté, finalmente, por deletrear: “S-U-G-A-R”. “Aaaaahhhh!”, tronó la joven empleada: “Suuuugar!”.
Inglés en seis meses… Ya lo creo.
Hágase médico en un año… Claro que sí, en un año. Todos los cubanos son médicos. ¿No lo sabía? Lejos de eso, el celebérrimo profesor cubano Dr. José E. Fernández Mirabal nos dijo, en la primera conferencia del área clínica: “No los voy a engañar: la medicina es dificilísima”. Llevaba días viendo un caso cuando, aquel digno sucesor de galeno se recostó agotado, una mañana, al frio separador de las camas, y mirando por encima de él, nos dijo a todos: “No sé lo que tiene…”. Resultó ser, finalmente, una endocarditis infecciosa. Solo que ¡no tenía fiebre! No se asombre que algo así haya pasado; un día casi nos bota a todos de la sala cuando anatomía patológica post mortem evidenció una leucemia, ¡sin blastos en sangre! Hágase médico en un año… Ya lo creo.
Mi profesora de Anatomía Patológica, lejana ya en el recuerdo, nos dijo una tarde, cuando nos vio compitiendo a fin de ver quién tenía mejor memoria: “Los genios no existen. Lo que existe es el esfuerzo y el sacrificio”.
Buenaventura del Charco Olea tiene un libro titulado Hasta #%&#(@!... del pensamiento positivo (2). Si usted es una dama no vaya a leer el título de ese libro en Amazon. La tal publicación apunta a lo decepcionante que es para una persona que le anuncien como sencillas las cosas complejas de la vida. La frustración que generan tales fracasos es muy dura al que la sufre, y termina por quitarle el deseo de luchar y hasta de vivir,
Aquel profesor nos dijo, una mañana de 1981: “Para ver paisajes bellos ¡tienen que subir montañas altas!”. Nosotros éramos un montón de muchachos irreflexivos y algo irresponsables, y él era, nada más y nada menos que Andrés Kolechkine, el padre del judo cubano y latinoamericano.
Esa es la vida. No se deje engañar, porque se paga un precio muy alto a la hora de enfrentar las decepciones y las frustraciones cuando nos enseñan mal. Todo lleva esfuerzo y sacrificio. Detrás de aquel José Martí, el más universal de los cubanos, estuvieron miríadas de madrugadas enteras de su adolescencia leyendo. Víctor Hugo comenzó un penoso ascenso aquella jornada en que exclamó: “¡Seré Chateubriand o no seré nada!” (3). Tres veces lo desaprobarían como académico, hasta que venció, con el apoyo de Lamartine. Escribiría Los miserables en pleno destierro. Partiría en dos la historia de las letras francesas. Sería algo más que Chateubriand, sería más que Lamartine…
Tengo por testigo a todo el que logró algo. El precio fue el de continuas renuncias; el de un escalar infatigable por montañas escarpadas; un caer, caer y caer, solo como preludios de un volver a levantarse; un velar mientras otros dormían; un sacrificado madrugar de años en que se anticiparon al alba lo mismo el campesino que rompía la tierra que el poeta de lecturas abstractas.
Desconfíe de todo el que le invite a andar por «senda ancha y florida» rumbo a un «gran triunfo». Desconfíe, porque así no es la vida.
__________
(1) Emmet Fox. La Dieta Mental de Los Siete Días: Cómo Cambiar Tu Vida En Una Semana (Spanish Edition) Tapa blanda. https://www.amazon.com/-/es/Emmet-Fox/dp/B08QRQDGCS Accedido: 15 de febrero de 2022, 7: 27 pm.
(2) Buenaventura del Charco Olea. Hasta (…) del pensamiento positivo. Sevilla: Editorial Samarcanda, 2021. https://www.amazon.com/-/es/Buenaventura-Del-Charco-Olea-ebook/dp/B093PD8188
(3) François-René de Chateaubriand (1768-1848). Escritor y político francés. Par de Francia. Una de las figuras cumbre de las letras francesas. (Artículo: “François-René de Chateaubriand” Biografías y vidas. La Enciclopedia biográfica en línea. https://www.biografiasyvidas.com/biografia/c/chateaubriand.htm Accedido: 8 de marzo de 2022, 3: 10 p.m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.