Translate

jueves, 29 de junio de 2023

El juicio fue dado al Hijo

No es una gracia ser musulmán, judío o hindú, porque a los tales no los juzgarán Mahoma, Moisés o Ramakrishna. El juicio fue dado a Jesús, el Hijo de Dios: «Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo» (Jn. 5:22).

No es una gracia renegar de Aquel ante el que se doblará toda rodilla el Día del juicio (Fil. 2:10).

Él está a la diestra de Dios. Así lo vio Esteban: «He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios» (Hch. 7:56). Estas palabras le costaron la vida. Los judíos lo apedrearon.

Más allá de Esteban esta fue la visión de Juan, en el Apocalipsis:

 

Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 

Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? 

Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. 

Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. 

Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. 

Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra. 

Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 

Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 

y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. 

Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,

que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. 

Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (Ap. 5: 1-13).



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.