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domingo, 30 de octubre de 2022

Honrando la ancianidad de los pastores Pacheco en el Día del Ministro Evangélico

Hoy, 30 de octubre de 2022, siendo el domingo más cercano al 31 de octubre, en que oficialmente se celebra el Día del Ministro Evangélico en recuerdo al Día de la Reforma, tuvo lugar una bella actividad de honra a los Revs. José y Angélica Pacheco, pastores de las Asambleas de Dios en el Templo «Centro de Adoración», Asambleas de Dios en Sulphur Spring, Texas, Estados Unidos. Mi esposa y yo tuvimos el honor de la ministración de la Palabra, que descansó en Levítico 19: 32: «Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y de tu Dios tendrás temor. Yo Jehová». El Pastor José Pacheco, ya en la décima década de la vida, activo, lúcido y vigoroso, mereció con creces cada palabra de reconocimiento.

A la verdad, la Biblia distingue la honra de la ancianidad, tan descuidada en nuestro tiempo, donde cualquier jovenzuelo impone criterios desordenadamente. Dios llamó con Moisés a ancianos: «Dijo Jehová a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos» (Ex. 24: 1). Estaban con David junto a la era de Ornán Jebuseo cuando el ángel del Señor se hizo ver: «Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio» (I Cr. 21: 16).

Aun en los desórdenes llevan un trato distintivo. Así lo indicó Pablo a Timoteo, cuando le escribió: «No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos» (I Ti. 5: 1).

Sus oraciones están en el orden de la Iglesia para situaciones dolorosas y difíciles: «¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor» (Stgo. 5: 14).

Fueron situados por Pablo a la cabeza de las iglesias fundadas. Así indicó a Tito: «Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé» (Ti. 1: 5).

Ellos están en la visión de Juan en el Apocalipsis: «Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas» (Ap. 4: 4).

La ancianidad es la imagen misma que asume el Señor en las visiones de Daniel: «Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente» (Dn. 7. 9).

Sí que ocupan los ancianos un lugar cimero en la honra bíblica. Por eso ninguna expresión es más sugerente para los Pastores José Pacheco y esposa que aquella registrada en Proverbios 16: 31: «Corona de honra es la vejez que se halla en el camino de justicia». 



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