La acacia crece en África, América, Asia y la costa del Pacífico. Es oriunda de Australia. Es un árbol hermoso y brillante. Crece rápido con relación a otras formaciones de su tamaño; levanta un metro desde la tierra cada dos años. La acacia soporta condiciones hostiles y no requiere de grandes cuidados. Es un árbol frondoso y tupido, lo que hace su sombra agradable. Se adapta mejor a las zonas tropicales y subtropicales, donde se le ve silvestre por doquier.
Se distribuye en el mundo en mil quinientas especies. La acacia baileyana es la más pequeña; viene a ser un arbusto y crece poco; muchos la eligen para ambientar sus jardines cuando estos son pequeños. Soporta estoicamente bajas temperaturas. Tiene un color tornasolado en los bordes de las hojas. Su flor es amarilla.
La acacia longifobia consigue mayor altura; puede alcanzar los siete metros. Soportas también bajas temperatura, pero no en grado comparable a la anterior. Su tono es más oscuro y sus hojas, que se muestran perennes, son alargadas.
La acacia seyal es la que aparece en la Biblia. Su corteza es pálido-verdosa o rojiza y se levanta formidable hasta una altura de entre seis y diez metros. Es fuente de goma arábiga, que exuda de sí cuando la corteza se hiere, sellándola e impidiendo la entrada de gérmenes en un curioso ejercicio de autopreservación. Esta goma tiene mucho uso industrial; es, de hecho, pegamento universal para papel; es soluble y no es tóxico, lo que importa cuando se considera a las personas que humedecen el borde del sobre y el sello de correo con la lengua. Es la cola más corriente usada en el empapelado de las paredes. El uso de la goma arábiga se extiende más allá de su condición de pegamento, como estabilizador de sustancias en las industria alimenticia y medicamentosa.
La madera de la acacia es resistente, pesada y duradera. Su acabado es brillante y los tonos diversos de su superficie trabajada explican el uso frecuente que se hace de ella en la preparación de muebles de gran calidad y larga duración. Es la madera de la que se haría el tabernáculo de Israel en el desierto, y en él el arca, el altar de incienso y el altar del holocausto.
«Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia, que estén derechas» (Ex. 26: 15).
«Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás» (Ex. 30: 1).
«Hizo también Bezaleel el arca de madera de acacia; su longitud era de dos codos y medio, su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.
2 Y la cubrió de oro puro por dentro y por fuera, y le hizo una cornisa de oro en derredor» (Ex. 37: 1, 2).
«Igualmente hizo de madera de acacia el altar del holocausto; su longitud de cinco codos, y su anchura de otros cinco codos, cuadrado, y de tres codos de altura» (Ex. 38: 1).
En las versiones antiguas de la Biblia se le llama a la madera de acacia, «madera de Setim»:
Éxodo 30: 1:
Versión católica Torres Amat de 1825: «Harás asimismo un altar de madera de setim para quemar los perfumes o timiamas»
Biblia Reina Valera 1909: «Harás asimismo un altar de sahumerio de perfume: de madera de Sittim lo harás».
Biblia Reina Valera Antigua 1602 (Biblia del Cántaro): «Harás asimismo un altar de sahumerio de perfume: de madera de Sittim lo harás».
Biblia Septuaginta al Español: «Y harás un altar de timiamas; de madera de Sitim lo harás».
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