El vocativo se separa del resto de la oración con una coma; a ésta se le llama coma vocativa. Su uso es obligatorio; con frecuencia se olvida. El vocativo en la oración es el receptor del mensaje, es decir, la persona a la que se dirige el que habla.
Ejemplos de vocativos y de la coma que está indicada:
“Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos” (Lu. 11:1-b).
Aquí el vocativo es Señor, y va seguido de la coma vocativa que le corresponde.
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (Lu. 15:21-b, c).
Aquí el vocativo es Padre, y va acompañado de la coma vocativa que le corresponde.
“…Hijo de hombre, come lo que hallas; come este rollo, y ve y habla a la casa de Israel” (Ez. 3:1).
Aquí el vocativo es Hijo de hombre, y va acompañado de la coma vocativa que le corresponde.
“¿Qué ves tú, Jeremías?” (Je. 1:11-b).
En este caso el vocativo, que es Jeremías, está al final de la oración, por tanto, la coma vocativa va delante, y no detrás. Advierta también que el signo de cierre de la interrogación va después del vocativo Jeremías, que es parte de la pregunta.
Un ejemplo similar sería:
“Y dijo: ¿Qué ves, Amós?” (Am. 8:2-a).
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