El enigma es una proposición alegórica de solución difícil.
Ejemplos bíblicos son:
Jueces 14: 14: Entonces les dijo: del devorador salió comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días.
18: Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿qué cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más fuerte que el león? Y él les respondió: Si no araseis con mi novilla, nunca hubierais descubierto mi enigma.
En la cita de Jueces 14: 14, Sansón propone a los filisteos la solución de un enigma basado en la experiencia previa que él tuvo con un león al que mató, y con la colmena que creció sobre su cuerpo sin vida (Jue. 14: 5-9).
Proverbios 30: 24-28:
24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios:
25 Las hormigas, pueblo no fuerte,
Y en el verano preparan su comida;
26 Los conejos, pueblo nada esforzado,
Y ponen su casa en la piedra;
27 Las langostas, que no tienen rey,
Y salen todas por cuadrillas;
28 La araña que atrapas con la mano,
Y está en palacios de rey.
Como se ve, en ambos casos, la solución del enigma está en el contexto del propio pasaje.
Hay enigmas bíblicos sin solución, como la interpretación del número 666 en el Apocalipsis: “Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis (Ap. 13: 18).
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(1) Eric A. Lund. Hermenéutica. Introducción bíblica. Sección 1. Miami: Editorial Vida. 1989, p. 91.
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