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lunes, 13 de junio de 2022

Chelo, siempre le recordaremos

Se aleja y nos deja. Parte rumbo a la eternidad el padre de mi esposa. Hemos dado acción de gracias por su vida. Nos llega, sentidamente, el testimonio de sus últimos momentos desde la lejana Moa, donde le acompañaron su hija Taniana y esposo, miembros fieles de la comunidad bautista oriental.

Fundador de la «Planta de Níquel en Moa», llegó a ser su más experimentado soldador. Albañil por esfuerzo propio, carpintero, constructor, curiosamente combinó a tales violencias las excelencias propias de un refrescante orador, la condición de poeta y el solitario oficio de escritor. Creo que, en contextos más favorables, habría sido un notable filósofo. Tenía el arte de la generalización y la capacidad de sacar conclusiones sabias frente a los avatares de la vida.

Nació el 19 de junio de 1934 y, en la gracia de Dios, alcanzó la edad bíblica de «los más robustos» (Sal. 90: 10), desde donde plugo al Señor llamarle hoy, 13 de junio de 2022.

Le tuvimos mi esposa y yo en la casa pastoral de Santa Amalia, en La Habana, muchas veces. Se recuerdan sus alegres palabras de saludo a la Iglesia y su buen corazón. Animó algunas actividades festivas que hicimos, porque era un maravilloso contador de historias que disfrutaba estar entre la gente.

La Iglesia Bautista de Los Mangos, Moa, le dio abrigo en su seno y por años se congregó allí. Amaba al pastor Andrés Olivares, y podía repetir de memoria muchos de aquellos sermones que escuchaba y aceptaba cada domingo. Cuando venía me escuchaba paciente en mi sede, y hacía notables observaciones a los humildes sermones de su yerno.

Estuvo por muchos años en las más fervientes oraciones de mi esposa. Hija alguna oró más por su padre que ella. Después de un día de cargadas interacciones ministeriales, en el especial domingo que vivimos ayer, ella despertó hoy con un gran dolor en el corazón, propio de las angustias que vive en el espíritu en los pródromos de las grandes pruebas. Pensó en sus hijas, en sus padres, en decisiones sensibles que debemos tomar. Llevaba tiempo de rodillas, elevándose en el Espíritu en favor de todos, cuando le llegó la noticia: «Chelo con el Señor».

Nada nos prepara para la hora en que debemos decir adiós a las personas que amamos. No se agotan los sermones que miran al dolor del Señor ante la tumba de Lázaro (Jn. 11). Siempre tendrán conmociones las despedidas, por elevada que sea la fe. Es por eso que oramos, y valoramos grandemente a los que lo hacen en este minuto, en favor de todos los hijos de Sergio Falconeris de la Cruz Quintero; «Chelo» en el recuerdo de nosotros, de sus hijos, de sus amigos, de la comunidad bautista que le cobijó y de todo el pueblo de Moa, al que sirvió en sus horas más difíciles por más de cincuenta años.

Quede en el recuerdo de todos la gratitud familiar a los que nos acompañan en esta hora. Fortalezca el Señor de la gloria, Dios de toda consolación y amor, a la familia. Crezca la experiencia de la cercanía del ángel en este momento de privación y tristeza (Sal. 34: 7).

“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu” (Sal. 34: 18).

“Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte” (Sal. 48: 14).



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