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jueves, 6 de julio de 2023

A un olmo seco

A un olmo seco, un poema cargado de nostalgia y esperanza, fue escrito en Soria, en 1912, por Antonio Machado. Es todo un clásico de su poesía. Su mensaje es delicado y precioso.

 

A un olmo seco

 

Al olmo viejo, hendido por el rayo

y en su mitad podrido,

con las lluvias de abril y el sol de mayo,

algunas hojas verdes le han salido.

 

¡El olmo centenario en la colina

que lame el Duero! Un musgo amarillento

le mancha la corteza blanquecina

al tronco carcomido y polvoriento.

 

No será, cual los álamos cantores

que guardan el camino y la ribera,

habitado de pardos ruiseñores.

 

Ejército de hormigas en hilera

va trepando por él, y en sus entrañas

urden sus telas grises las arañas.

 

Antes que te derribe, olmo del Duero,

con su hacha el leñador, y el carpintero

te convierta en melena de campana,

lanza de carro o yugo de carreta;

antes que rojo en el hogar, mañana,

ardas en alguna mísera caseta,

al borde de un camino;

antes que te descuaje un torbellino

y tronche el soplo de las sierras blancas;

antes que el río hasta la mar te empuje

por valles y barrancas,

olmo, quiero anotar en mi cartera

la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera

también, hacia la luz y hacia la vida,

otro milagro de la primavera.

 

 

__________

 

 

Antonio Machado. Campos de Castilla. CXV. «A un olmo seco». Rincón Castellano 1997–2011, pp. 46, 47.



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