Así escribió José Martí en 1871, desde sus memorias en el Presidio Político de Cuba. Sus palabras no solo eran historia; tenían el valor de una premonición:
Aquí viene riendo, riendo, una ancha boca negra. El siglo se apoya en él. La memoria plegó las alas en su cerebro y voló más allá. La crespa lana está ya blanca. Ríe, ríe.
—Mi amo, ¿por qué vivo?
—Mi amo, mi amo, ¡qué feo suena! —y sacude el grillo.
Y ríe, ríe.
Y Dios llora.
Y ¡cuánto han de llorar los pueblos cuando hacen llorar a Dios! (1)
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(1) José Martí. El Presidio Político en Cuba. Obras Completas. Edición Crítica. La Habana: Centro de Estudios Martinaos, Tomo I (1862-1876), 2009, p. 92.
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