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domingo, 31 de diciembre de 2023

A las puertas del nuevo año

La escritora Anne Lamott afirmó: «Perdonar es renunciar a toda esperanza de tener un pasado mejor». Atendía, al decirlo, a una de las áreas más complejas a la hora de perdonar; tiene que ver con el perdonarnos a nosotros mismos. Divorcios, desamparos familiares, traiciones de amigos, promociones retenidas, enfermedades penosas, lejanías, pérdidas; todas gravitan como fardos inamovibles que arrastramos, que se resisten a ser borrados de los archivos donde guardamos los más tristes recuerdos. Pero los fracasos y su sentido de culpa inherente, Dios los olvidó. «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?» (Mi. 7: 18a). «Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados» (Is. 43:25). El Omnisciente, el Altísimo, no los recuerda ya. ¿Por qué lo harás tú? ¿Tienes más memoria que Dios?

Mira al nuevo año, a minutos de ti, y sonríe. Mira entonces atrás a todo el año vivido, y, por triste que haya sido, sonríe también. Perdónate.

Vivir resentidos con nosotros mismos es olvidar la Obra de la Cruz; es desconocer la dimensión de lo que allí pasó. Aquel Viernes Santo del 7 de abril del año 30 (14 de Nisán), a las tres de la tarde, a instantes de morir, Jesús pronunció palabras finales de hondo significado. Un velo de misterio cubre a dos de ellas. «Consumado es» (Jn. 19: 30); así le oyeron decir los que estaban al pie de la Cruz. ¿Qué mensaje suponía para ellos? ¿Qué proclamación enviaba el Hijo de Dios al mundo infinito? Entiéndelo hoy: en aquel «Consumado es», el Señor Jesús estaba diciendo: «Todo está cumplido. La Obra está hecha. Todo está perdonado».



domingo, 24 de diciembre de 2023

Jesús

El Eterno irrumpió en el tiempo.

Aquel célico Ser brotó de la tierra.

Nació y es la única esperanza de todos los hombres.

Contuvo con Su muerte nuestro despeñar irremediable al infierno. Abrió con Su Sangre el camino a la salvación y la Vida Eterna.

Él es lo único importante que sucediera alguna vez. Es el único héroe que ha existido.

Su vida reescribió la historia.

Todo lo que de bueno pasó después tiene una sola razón: Él nació.




sábado, 9 de diciembre de 2023

Sé feliz

Tuve una contrariedad grande ayer, mientras manejaba a las 6:00 a.m. por una peligrosa interestatal de Texas. Me ensombrecí tanto... «Qué rara es la felicidad duradera», así pensé, cuando, inexplicablemente, vi en el recuerdo una lejana escena; se trataba de una evocación rara: mis padres hacían fila toda la madrugada, el 6 de enero de cada año, para que, al pie de la cama amanecieran los tres juguetes que se podían adquirir; eso hacían. Con la nitidez de una visión vi sus rostros, esperando mi impresión al despertar, y el alivio que sentían cuando me deslumbraban el brillo y el olor del juguete nuevo, el abrazo que daba a aquella sorprendente carriola o a la espigada cerbatana plástica. En una clara remembranza aparecieron sus sonrisas complacidas y respiraciones aliviadas.

No entendí a qué venía aquella memoria, tan desconectada de lo que acababa de pasarme, cuando el Espíritu habló a mi pobre espíritu: «¿Qué habrían sentido ellos si hubieras mirado con menosprecio a aquellos juguetes?». Apareció de pronto la Cruz, y empecé a entender, porque Cristo murió no solo para que tuviéramos salvación; Él murió también para que el Espíritu Santo descendiera; sin la asistencia del Espíritu Santo nadie podría venir a Él y nacer de nuevo. La plenitud y llenura del Espíritu llevan a la salvación, renovación y reparación. Ahí me quedé cuando, como en un susurro brotó una pregunta: «¿A qué más lleva...?». Por varias millas, mientras terminaba de amanecer, traté de contestar hasta que concluí: «El Espíritu Santo lleva a la felicidad plena y menospreciarla es menoscabar el valor de la Obra de Cristo». Tal experiencia está detrás de las palabras de Jesús: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo (Jn. 7: 38, 39).

El automóvil se llenó de la gloria de Dios. Llevado de una escena a la otra, tuve la célica amonestación: «Es muy grande la tristeza que traemos al corazón del Señor cuando somos infelices. En esa hora hemos menospreciado la Cruz».

No solo porque la felicidad es buena para ti y los tuyos; no solo porque es bien deseado sobre cualquier otro; más que por todo esto, por el significado de la Obra de Cristo, por respeto al valor de la Sangre derramada, sé feliz.




lunes, 16 de octubre de 2023

Por Israel

Nos dio al Salvador del mundo.

Nos dio la Biblia, la Iglesia, los profetas.

Nación alguna impactó más el curso siguiente de la humanidad.

La era moderna presenció el milagro de su restauración, y con ella la eclosión de los más renombrados Premios Nobel. Trajo al mundo asombrosas tecnologías; revolucionó la agricultura, la ganadería la informática, la medicina. Por los caminos de Einstein nos dio una nueva cosmovisión.

El Evangelio, que nació de sí, cambió para siempre el rostro de la humanidad.

 

¿Qué recibe hoy a cambio?

El más azufrado antisionismo del totalitarismo islámico.

La animadversión de la izquierda latinoamericana.

La amenaza rusa.

La indiferencia china.

El gélido espaldarazo de la ONU.

El silencio cómplice de los que desconocen que el reloj profético y el eje sobre el que gira la historia es Israel, y no el petróleo árabe.


Nada podrá destruirla; su supervivencia está juramentada por Aquel que se llamó a sí mismo «el Santo de Israel» (Is. 37:23), por Aquel que la llamó «mi pueblo» (Lv. 26:12): «Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre:  Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente» (Je. 31: 35, 36).

Tierra Santa, bañada por la Sangre carmesí del Salvador: cercana está la mañana en que el Monte de los Olivos se partirá en dos al regreso del Señor Jesús, Mesías de Israel, esperanza bendita de todos los hombres (Zac. 14:4).



martes, 26 de septiembre de 2023

La eternidad

La eternidad... El concepto está delante; tiene que ser enfrentado inescapablemente; ni el más ferviente creyente, ni el más enconado ateo dispone de atajos que le permitan evadirlo; sin embargo por más esfuerzo que ambos hagan no hay modo en que se pueda comprender. 
Que algo no termine nunca cabe en nuestra imaginación. Que algo pueda surgir hoy y no acabarse jamás se puede aceptar. Para algo así el hombre creó la palabra sempiterno que describe lo que tiene principio y no fin. Pero lo eterno, esa condición que supone algo sin principio, eso no cabe en la más mística imaginación, como tampoco en la más exaltada abstracción filosófica. Lo eterno se puede describir, pero no se puede comprender. 
La eternidad es un llamado a la humildad humana. Tal postura es la única coherente frente a ella. Si es creyente aceptará que nuestro Dios es eterno; pero cómo entenderlo; como pensar que siempre existió nuestro buen Dios de amor. Si es ateo aceptará que la materia siempre existió; pero cómo entender un algo así; ¿qué era antes del antes?
No importa la postura que el hombre adopte en materia de fe, ahí está el gran incomprensible que lo humilla: la eternidad. Podremos ir al cosmos y descender a la Fosa de las Marianas; podremos lograr pasmosos modelos teóricos del mundo físico con los aceleradores de partículas; podremos mapear el código genético de todos los seres vivos, eso y mucho más; pero, por grandes y asombrosos que sean los logros del genio humano, algo permanecerá siempre ante él como una verdad desafiante e incomprensible: la eternidad.



domingo, 3 de septiembre de 2023

¿Molesto?; sí, me sentí molesto

En el escasísimo tiempo que nos quedó de la semana estábamos, mi esposa y yo, ayer, sábado 2 de febrero de 2023, cruzando «The Village at Cumberland Park», una espaciosa plaza comercial al sur de Tyler, Texas. Mientras buscábamos la óptica pasamos por delante de la Half Price Book, una conocida librería donde se alternan ejemplares de uso con libros nuevos. La invitación para detener el auto y entrar allí fue muy grande; eso hicimos.

La estantería de la fastuosa librería tiene siete pisos en su única sección hispana. En el primero resaltaba una enciclopedia de uso, con unos veinticinco tomos. En el segundo se alternaban las obras de suspenso de John Grisham con las novelas de terror de Stephen King. En el tercero se disputaban la preferencia visual los libros de Isabel Allende con los de Julia Navarro; las acompañaban textos de Florida y Hawái. En el cuarto se ofertaba abundante material para viajeros de Texas y la China; sí, leyó bien, China... En el quinto se distinguían títulos del afamado predicador guatemalteco Cash Luna junto con textos de cocina y manuales de viaje para turistas de New York. En el sexto pude ver el Manual bíblico de Merrill F. Unger colocado muy cerca de un ejemplar de Noble Corán.

Como si fuera poco el caos organizativo de la librería, finalmente, en el séptimo y último piso, frisando el suelo, en contacto con el polvo que levantan de la alfombra los que caminan por allí, estaba el piso de las biblias, algunas de uso, otras en versiones que no debían de existir, como la Nueva Versión Internacional. El curioso que desee alcanzar las enciclopedias del primer piso, si es de pequeña estatura tal vez se apoye en ellas para alcanzarlas.

La forma en que se colocan los libros en las tiendas que los ofertan dice mucho de la preferencia y el respeto que les dan a los ejemplares que se venden. Si en la Half Price Book de Tyler hubiese habido un piso menos importante y visible, allí habrían colocado la Palabra de Dios, el manual de la Salvación Eterna, la más bella historia de amor que se haya escrito nunca, la que tejió en los tiempos el Hijo de Dios cuando vino al mundo.

Mi esposa tomó esta imagen. Compré para ella una Biblia de letra grande que estaba en el extremo mismo de aquel último piso, y, para terminar, tomé la principal Biblia que se veía allí, y desplazando los textos del anaquel superior, la coloqué en la más visible y honrosa de las posiciones.

¿Molesto? Aunque he visto cosas peores, sí, me sentí molesto.



miércoles, 30 de agosto de 2023

La carga que no es suya, no la lleve

Perdieron un familiar; lloré; me abstuve de hacer publicaciones alegres. A los dos días ellos lanzaron en redes una foto: estaban de fiesta y entre bromas y comidas disolvieron toda la seriedad del dolor. El pecado de ellos fue la frivolidad; el mío, no supe de pronto cómo llamarle, pero tal vez mi esposa lo resumió en una corta frase, mientras asesoraba a una dama por teléfono; así le dijo: «la carga que no es suya, no la lleve». Sentí que aquella expresión encajaba en mí como un perfecto frac.

Tal vez los que quieren arreglar el mundo deban oír tal consejo. ¿No ha visto a dos personas riñendo por la preferencia de un político multimillonario al que no le importan en absoluto? El asunto se vuelve aún más grave y hasta patético cuando el mencionado líder social hunde en la miseria a todo un pueblo, incluyendo al que discute en su favor.

La gente sufre bajo el peso de cargas que no les pertenecen. Sus flacos hombros no fueron diseñados para llevarlas. Solo Dios puede llevar la carga del mundo. ¿Qué nos toca hacer? ¿Cómo vivir en un mundo bajo tantos desarreglos? Si no queremos ver destruida nuestra calidad de vida, será bueno que atendamos a las bíblicas palabras de apóstol Pedro: «echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros» (I Pe. 5: 7). Esas palabras las parafraseó mi esposa cuando dijo: «la carga que no es suya, no la lleve». Es así; a menos que tenga una indicación muy clara del Espíritu, no la lleve «porque cada uno llevará su propia carga» (Gá. 6:5).



domingo, 20 de agosto de 2023

Y Él se transfigurará

La experiencia de la transfiguración del Señor Jesús marcó para siempre la vida de los apóstoles Pedro, Santiago y Juan. A ella se referirá el primero de los tres en Segunda de Pedro 1: 16-18:

 

Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.

 

Tres condiciones estuvieron presentes en los tres testigos de esta transfiguración:

 

1. Cercanía. Parece que, a las personas que están muy cerca del Señor Jesús, les suceden cosas extraordinarias. En agosto de 2014 escuchamos mi esposa y yo, durante la celebración del Centenario de las Asambleas de Dios en Springfield, Missouri, Estados Unidos, a un delegado chino decir: «Algunas cosas de las que Jesús hizo allí, en los días de máxima persecución, cuando caminamos como nunca muy cerca de él, no las voy a contar, porque ustedes no las van a creer». Estaba hablando a pastores y líderes mundiales. Muchos recordamos allí las palabras de Jesús: «De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre» (Jn. 14:12). Camine muy cerca de Jesús y Él se transfigurará; de pronto se volverá salud y solvencia. Quizá hoy necesites verlo allí, en esas áreas. Camina cerca de Él, y el Señor dejará de ser restrictivamente el tema de un mensaje, la personalidad histórica que partió en dos la era vivida por los hombres, el maestro y consejero, para ser hoy, en tu vida, fuente perfecta de salud y progreso.

 

2. Elevación. Parece que las personas que se elevan con Jesús asisten a vistas espectaculares y grandiosas del Señor. Son esas las que nos permiten conocer que el Evangelio no es un ritual religioso o un cumplido cultural de las naciones que así lo exigen. Pegados a la tierra, a la escucha de los catastróficos noticieros del día, mirando en la vida caída y destruida de la gente, solo nos espera la tristeza propia que impone la escena. Quizá hoy, ante hijos drogadictos, condiciones laborales injustas, pagos paupérrimos; hoy, en que la vida se te presenta como un páramo yerto, necesites hacer un esfuerzo y elevarte con Él, como lo hicieron los tres discípulos aquel día en el monte Tabor. «Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas (Is. 2:3). Te hará bien ver que Él se transforma ante ti; al hacerlo cambiará de golpe toda tu visión de la vida cristiana.

 

3. Presión. Estaban a seis meses de la Cruz. La presión espiritual era inmensa. Aquellos formidables hombres, tantas veces quebrados por la fragilidad humana, resistieron la presión al lado del Señor; no se fueron de Él. Los momentos de presión son ocasiones frecuentemente propicias para el vislumbre de Su gloria. El apóstol Juan, uno de los tres que estaban allí, en el Monte de la Transfiguración, ya en su avanzada ancianidad vivió sufridas horas de soledad y destierro en la inhóspita isla de Patmos. Así relata en el Apocalipsis:

 

Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro (Ap. 1: 10-13).

 

En aquellos días de presión inmensa, el apóstol Juan vivió la más grande gloria del Señor Jesús en su vida: fue la de verlo glorificado no en el Monte Tabor, sino en el cielo.

 

Conclusiones

 

Manténgase cerca de Jesús, no importa la experiencia que viva.

Salga del contexto en que está y elévese con Él.

Resista la presión.

Haga esas tres cosas y Jesús se transformará; al hacerlo te transformará a ti.



martes, 15 de agosto de 2023

Así escribió José Martí a los niños cubanos

Así escribió José Martí a todos los niños cubanos; así nos enseñaron en la escuela, desde la más temprana infancia, que era bueno pensar. En las aulas nos exigieron moldes de ideas así y nos explicaron que el más preclaro pensador cubano, con las líneas que perfilan sus ideas, fijó a todos los cubanos un sendero de vida por el cual andar. ¿Fue así, cubanos, o estoy haciendo una paramnesia?

Les dejo el primer párrafo del prólogo de La Edad de Oro, revista en la que generaciones enteras de cubanos aprendieron a leer, o donde al menos estuvieron algunas de sus más tempranas lecturas. Me apuro al hacerlo no sea que, de acuerdo con el ritmo que los desórdenes éticos llevan, lo supriman pronto de la histórica publicación.

 

A los niños que lean La Edad de Oro

 

Para los niños es este periódico, y para las niñas, por supuesto. Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso: el niño puede hacerse hermoso, aunque sea feo; un niño bueno, inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana, para que nadie se la ofenda: el niño crece entonces, y parece un gigante: el niño nace para caballero, y la niña nace para madre. Este periódico se publica para conversar una vez al mes, como buenos amigos, con los caballeros de mañana, y con las madres de mañana; para contarles a las niñas cuentos lindos con que entretener a sus visitas y jugar con sus muñecas; y para decirles a los niños lo que deben saber para ser de veras hombres. Todo lo que quieran saber les vamos a decir, y de modo que lo entiendan bien, con palabras claras y con láminas finas. Les vamos a decir cómo está hecho el mundo: les vamos a contar todo lo que han hecho los hombres hasta ahora.[1]

 



[1] José Martí. La Edad de Oro. Editorial Gente Nueva, 2000, pp. 5, 6.




lunes, 14 de agosto de 2023

Cuentan de un sabio...

Recuerdo de la infancia, presente en todas las cartillas escolares, aquel Cuentan de un sabio... organizada en dos décimas. La publicó en el Siglo de Oro el madrileño Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), escritor, dramaturgo y sacerdote español, caballero de la Orden de Santiago, reconocido en la historia de la lengua como uno de los más insignes literatos barrocos.

Cuentan de un sabio... recoge una ilustración hondamente aleccionadora. La enseñanza central deja entrever que, por honda que sea la privación que se tenga, otros están peor, deseando disfrutar de los bienes que nos avergüenzan.


Cuentan de un sabio...

Pedro Calderón de la Barca

 

Cuentan de un sabio, que un día

tan pobre y mísero estaba,

que sólo se sustentaba

de unas hierbas que cogía..

¿Habrá otro», entre sí decía,

más pobre y triste que yo?

Y cuando el rostro volvió,

halló la respuesta, viendo

que otro iba sabio cogiendo

las hierbas que él arrojó.

 

Quejoso de mi fortuna

yo en este mundo vivía,

y cuando entre mí decía:

¿habrá otra persona alguna

de suerte más importuna?

Piadoso me has respondido.

Pues, volviendo a mi sentido,

hallo que las penas mías,

para hacerlas tú alegrías,

las hubieras recogido.[1]

 



[1] Selección de Violeta Diéguez y Amelia Allende. Poemas y cantares de América y el mundo. Santiago de Chile: Editorial Andrés Bello, p. 132.



sábado, 12 de agosto de 2023

Somos salvos por una oración que no se contestó

Job quiso que pereciera el día en que nació. No pereció.

Moisés rogó por el envío de otro. No se envió.

Samuel lloró el regreso de Saúl. No regresó.

Elías pidió morir. No murió

Jeremías rogó que se le permitiera ir lejos. No se le permitió.

Pablo clamó por quitar de sí aquel «aguijón». No se le quitó.

Jesús invocó el posible apartar de aquel cáliz. No se le apartó.

 

Cuando Dios no contesta a las oraciones...

Quizá un día, en el cielo, descubramos que debemos más a las oraciones no contestadas que a aquellas que lo fueron.

Si hablar con Jesús es hablar con Dios, Pedro, consternado, hizo una oración al escuchar del Señor su ir a la Cruz. Así le dijo: «Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca» (Mt. 16:22).

Aquello aconteció... Por tal cosa tenemos salvación y vida eterna, tú, yo, también Pedro.



viernes, 11 de agosto de 2023

Nuestra gratitud al colectivo editorial de la Revista «Súbete al Arca»

Mi esposa y yo queríamos agradecer al colectivo editorial de la prestigiosa Revisa Súbete al Arca, con sede en New Jersey, por la publicación del artículo «Así sucedió». Este puede ser visitado en el No. 15 de la Revista, Edición 92, agosto de 2023, página 11.

Una vez más nuestra más sentida gratitud, y la invitación a todo el público cristiano hispano, a hojear y disfrutar esta importante publicación contemporánea llena de la más refrescante riqueza en Cristo.



sábado, 5 de agosto de 2023

Sentémonos a juzgar, juzguemos

Sócrates de Atenas.

       Es el fundador de la filosofía occidental.

             Pero enseñó a pensar, y corrompió con eso a la juventud.

       Envenénenlo.

 

Galileo Galilei.

       Fundó la ciencia moderna.

             Pero dice que la tierra gira.

       Siléncienlo.

 

William Tyndale.

       Es el más grande políglota de su tiempo.

              Pero tradujo la Biblia al inglés.

       Quémenlo.

 

Dietrich Bonhoeffer.

        Es el más entregado pastor de la Alemania hitleriana.

               Pero no es nazi.

        Ahórquenlo.

 

Pablo.

        Es el más grande teólogo de todos los tiempos.

               Pero señaló a Jesús como el Mesías.

        Decapítenlo.

 

Jesús de Nazareth.

        Es el Eterno Hijo de Dios. Abrió el camino de la salvación y la vida eterna.

              Pero no aduló a los líderes religiosos; les fue por merecido látigo, a los de ayer, a los de hoy, a los de mañana.

        Crucifíquenlo.

 

Pastor, sacerdote, hombre o mujer de Dios para quien la predicación de Cristo crucificado está antes que el dinero, la comida, las glorias personales y la vida misma.

No esperes para ti un juicio mejor. Ya los ignorantes de dentro y fuera te juzgaron.

       Las piedras están listas.



jueves, 3 de agosto de 2023

No quieren leer

Si supieran de la riqueza que se atesora cuando se lee. Si pudieran sentir por un instante el cambio del que llena la mente con información sana y nueva.

Si entendieran lo libre que hace al hombre hurgar entre las páginas de un libro y filtrar de él toda la información posible. Dostoievski pedía a su familia desde la cárcel: «Libros para que mi alma no muera». Este fue el ruego del más grande teólogo cristiano que haya existido, el apóstol Pablo: «Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos» (II Ti. 4:13). Él sufría prisión, y sabía que leer era un modo de ser libre.

Pero no quieren enriquecerse, no quieren cambiar, no quieren ser libres; no quieren leer.



domingo, 30 de julio de 2023

Hora morada

Este poema pudo llamarse desengaño postrero o simplemente desengaño.  Lo escribió la poetisa uruguaya Juana de Ibarbourou (1892-1979), para todos una de las voces más altas de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX. «Juana de América», como llegaron a llamarla ocupó la presidencia de la Sociedad Uruguaya de Escritores en 1950. Su obra fue premiada en el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, en 1955, y en 1959 el gobierno uruguayo le concedió el Gran Premio Nacional de Literatura, otorgado por primera vez aquel año (1).

 

Hora morada

Juana de Ibarbourou

 

¿Qué azul me queda?

¿En qué oro y en qué rosa me detengo,

qué dicha se hace miel entre mi boca

o qué río me canta frente al pecho?

Es la hora de la hiel, la hora morada

en que el pasado, como un fruto acedo,

sólo me da su raso deslucido

y una confusa sensación de miedo.

Se me acerca la tierra del descanso

final, bajo los árboles erectos,

los cipreses aquellos que he cantado

y veo ahora en guardia de los muertos.

Amé, ay Dios, amé a hombres y bestias

y sólo tengo la lealtad del perro

que aún vigila a mi lado mis insomnios

con sus ojos tan dulces y tan buenos (2).

 

 

__________

 

 

(1) Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Juana de Ibarbourou». Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona, España, 2004. Disponible en:

 https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/ibarbourou.htm 

Accedido: 15 de agosto de 2023.

(2) Juana de Ibarbourou. Obras completas. Dora Isella Russell, 1968, p. 556.



sábado, 29 de julio de 2023

El segundo diluvio

Todas las culturas, desde la babilónica hasta la tibetana, desde la griega hasta la suramericana, tienen la memoria ancestral del primer diluvio. El mundo bíblico de Noé fue destruido por un juicio universal: «Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra» (Gn. 6:13). El mundo de entonces fue anegado y todo ser vivo pereció.

Hoy vivimos tiempos peores a los de Noé. Creció la violencia, el pillaje, la mentira; colapsaron el honor y la razón; casi se apagó la fe. ¿Por qué no ha venido un segundo diluvio si la culpa creció en límites inauditos?

Amigo: el segundo diluvio ya vino. Fue mayor que el primero. Alcanzó a toda la humanidad. Cayó sobre Jesús. Tuvo lugar en la Cruz.



viernes, 28 de julio de 2023

Los amigos

Hoy recordé este poema de Aída Bortnik (Buenos Aires, 1938-2013) periodista y escritora argentina. Ella fue la primera escritora latinoamericana miembro permanente de la Academy of Motion Picture Arts and Sciences, hasta su muerte. Para muchos fue la mejor guionista de cine argentino.

 

Los amigos

 

No pueden impedir que uno sufra,

no pueden garantizar que uno sea feliz,

no pueden reemplazar ni a la madre ni al padre,

no pueden confundirse con el amante ni con el hijo,

no evitan que uno cometa errores,

ni aciertan siempre en celebrar a tiempo el verdadero triunfo

sobre uno mismo,

no impiden que el dolor duela,

ni aseguran que el amor ame,

no detienen el tiempo,

ni sus deterioros,

no apresuran el equilibrio ni sus armonías,

no están siempre que hacen falta,

ni se van siempre cuando uno está preparado para la soledad,

no colman todas las posibilidades de la sed,

ni se privan de despertar otras nuevas.

Los amigos solamente hacen que el espejo devuelva la imagen de alguien capaz de ser amado por alguien que ama.

Los amigos solamente hacen que la vida valga la pena ser vivida (1).



__________



(1) M. Pagano. Los griegos no existen. Argentina: Editorial Almagesto, 1991, p. 7.



jueves, 27 de julio de 2023

La canción del proscrito. Víctor Hugo

De la bella poesía de Víctor Hugo, de su añoranza por su tierra de la que fue desterrado por diecinueve años, y que es la añoranza de todos los desterrados de la tierra, su poema: «La canción del proscrito».

La canción del proscrito

 

Víctor Hugo

 

Mira, proscrito, las flores

que bañó mayo en su aurora.

Mira, proscrito, las rosas

abiertas en sus corolas.

 

Me acuerdo

de las rosas que sembré.

Un mes de mayo sin Francia

nunca un mes de mayo es.

 

Mira, proscrito, las tumbas

bajo cielos azulados;

con el volar de palomas

ellas se han regocijado.

 

Me acuerdo

de los ojos que cerré.

Un mes de mayo sin Francia

nunca un mes de mayo es.

 

Mira, proscrito, las ramas

donde las aves anidan,

que por emprender el vuelo

todas las crías suspiran.

 

Me acuerdo

de los nidos que yo amé.

Un mes de mayo sin Francia

nunca un mes de mayo es.

 

 

__________

 

 

Fuente: Yves Bernet. Víctor Hugo. Barcelona: Fapa Ediciones, 2002, pp.  35, 36.



miércoles, 26 de julio de 2023

Desarrolle su fe

Se sube a YouTube el mensaje predicado el miércoles 26 de julio de 2023, por el Rev. Octavio Ríos Verdecia, en el Templo «Iglesia Cristiana Jesús es el camino», Tyler, Texas. Respuesta a una amable invitación del Pastor Félix Gutiérrez.

Ver en:

https://youtu.be/MJk8nbsLXK8?list=PLRdoGDaQflqvaBZ2jOq7yhC8C395El7lu

 

Lectura: Habacuc 2:4

 

Título: «Desarrolle su fe».

 

I. Arreglados estaríamos si tuviéramos que vivir por la fe de otro.

II. No subestime nunca su propia fe. 

III. Ponga la fe; Dios pone el camino.

 

Conclusiones

 

Nada es más importante que su propia fe.



martes, 25 de julio de 2023

Profesora Carolyn Hunt, con el Señor

De izquierda a derecha: Profesor Eugene Hunt, Profesora Carolyn Hunt, Pastora Elízabeth de la Cruz de Ríos, Pastor Octavio Ríos Verdecia, Profesora María Landa. Abril de 2004. Santa Clara, Cuba. Primer Módulo de la Maestría en Teología Práctica de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios de América Latina

En horas de la tarde de hoy, con hondo pesar, supimos mi esposa y yo acerca de la partida a la eternidad de la profesora Carolyn Hunt. En su muro de Facebook, el Profesor Raymond Eugene Hunt, su compañero en la vida y el ministerio, anunció con sentidas palabras:

 

Mi dulce esposa de casi cincuenta y ocho años recibió su eterna recompensa anoche alrededor de la medianoche aquí en nuestro hogar. Angela y yo estuvimos con ella cuando tomó su último aliento en esta tierra (...). Dios es fiel y, a pesar de un prolongado declive con Alzheimer, ¡nunca le permitió perder su dulce espíritu y sonreír! Literalmente miles, junto con los que ella llamó familia, han sido bendecidos por su servicio como esposa, madre, misionera y oradora. ¡A Dios sea la gloria!

 

Los Profesores Raymond Eugene y Carolyn Hunt, misioneros por muchos años de las Asambleas de Dios de los Estados Unidos en República Dominicana, fundaron en Cuba la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios de América Latina, a las alturas de abril de 2004. Mi esposa y yo tuvimos el privilegio de disfrutar la certera mentoría de los dos en la asignatura «Aconsejamiento de familia».

Se repetiría la grata visita y ministración del Profesor Eugene Hunt en abril de 2005 impartiéndonos para entonces la asignatura «Ética bíblica». Dios nos conferiría el inmerecido privilegio de ser los primeros graduados en Cuba de la Maestría en Teología Práctica por la Facultad de Teología, y el Profesor Eugene Hunt formaría parte del Tribunal de Tesis que evaluó con paciencia la defensa que hicimos, cuando completábamos los ejercicios de grado para su terminación, el 24 de abril de 2009.

El acto de graduación, organizado por esta prestigiosa Facultad, se hizo el 24 de abril de 2009, en el campamento de la Fraternidad Bautista de Guanabacoa, La Habana, que fungió como sede de los últimos módulos. Allí se me pidió que dijera o leyera unas palabras. Estas serían grabadas para la historia. Mucho tardé en componer las ideas porque un cúmulo de gratitudes se me apelotonaron en el alma. A la par que estos excelsos expositores de la Palabra trajeron el más alto nivel de instrucción teológica, nos conmovió mil veces verlos tan preocupados por Latinoamérica. Contemplando en un viejo mapa esta inmensa franja de la tierra creada por Dios, desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia, hube de sorprenderme, por primera vez, en tantos años, sintiendo por ella amor. Una de las grandes paradojas de mi vida es que hayan sido norteamericanos los que me enseñaron a amar a América Latina.

Por todo esto aquella breve lectura era para mí un gran compromiso. Solo tendría diez minutos para leer, y una vida entera para recordar con aprobación si lo hice con justicia, o para reprocharme no haber alcanzado el nivel de dignidad, donde la gratitud me exigía llegar.

Oré. Sentidamente oré. Entonces escribí, entonces leí:

 

La Habana, 24 de abril de 2009

Una vez más Jesucristo nos ha guiado al éxito. El autor de los Proverbios nos dice en el capítulo 3, versículo 6: «Reconócelo en todos tus caminos…», y en el epílogo del largo capítulo escrito hasta aquí, no tenemos otra opción que decir como los discípulos a Tomás: «Al Señor hemos visto…» (Jn. 20:25).

Celebrar unidos este triunfo aumenta en nosotros la alegría. Esquivando cualquier pensamiento que aluda a méritos personales, consideramos la de hoy como una victoria de las Asambleas de Dios en Cuba.

Alzamos nuestra voz desde una perspectiva de gratitud (…). Como graduando, al término de esta trayectoria quiero dejar un mensaje de honra a todos los profesores que impartieron en Cuba el primer curso de la Maestría en Teología Práctica, entre los años 2004 y 2009. No puedo evitar el efecto que me produce en el recuerdo el profesor Eugenio Hunt, tres veces presente en Cuba. Sus rectificaciones con grandes trazos rojos, que al principio tanto nos asustaron, llegaron a convertirse en moldes referentes que guiaron al éxito a todas las demás monografías.

La profesora María Landa, Supervisora de Archivos Académicos, dos veces presente en Cuba, increíblemente diligente en la comunicación, serena, resuelta, sufrida, ha dejado en este curso, como estela imborrable, la impronta de su noble trabajo.

El profesor Mike Lawrence, Decano de la Facultad, Presidente del tribunal, anduvo al calor del mediodía y desafió con entereza cristiana el peligro de la última milla. Al recibir mi tesis encontré la huella de su asombroso trabajo en cada página, cada párrafo, cada renglón, cada palabra, cada pie de hoja; no hubo un rincón del inmenso documento que no hurgara con su examen profundo. Sus trabajos de rectificación, criterios y sabios aportes fueron determinantes para el éxito final. En él se unieron un investigador bíblico del más alto nivel y un incomparable trabajador. Debe ser recordado por su inteligencia y seriedad, visión profunda e incalculable laboriosidad.

En el más delicado lugar de mi recuerdo guardaré la memoria de cada maestro. A riesgo de salud, estabilidad y vida (…) cada uno de estos meritísimos y altamente calificados eruditos bíblicos capitaneó una verdadera aventura, enrumbando sus barcas hasta acá. Hondamente agradecidos los cubanos les recuerdan con amor. Sus expresiones, testimonios, noble enseñanza y ferviente ministración acompañarán a la Iglesia cubana toda la vida.          

Mención especial se hace del profesor Larry Mc Neill, Doctor en Ministerio, Rector Internacional de la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios de América Latina y Profesor de Historia y Literatura del Antiguo Testamento. Los ángeles le oyeron decir: «...me voy al Libro de los Hechos; me voy a Cuba...», y como apóstol del Señor, llamado a marcar con su misión los tiempos, a Cuba le trajeron.

«En memoria eterna será el justo» (Sal. 112:6).

Ver en: Octavio Ríos. Graduación. 

https://youtu.be/R3B_129YZek

  

La Profesora Carolyn Hunt, presente en Cuba en la fundación de tan importante Facultad, compartió con su esposo, por décadas, los grandes avatares de la vida misionera, y anduvo siempre tras él impulsándole al servicio por toda América Latina, sufriendo con amor la pena temporal de su separación.

Al despedirla en el Señor agradecemos por su invaluable hora de servicios y por el beneficio que significó para nuestras vidas su sacrificada entrega en el Espíritu.

Reciba la recompensa eterna y el descanso merecido en Cristo que espera a todos los que, como ella, dedicaron su vida a la causa mayor: el Evangelio.

Desde Rios de la Cruz Books Ministries y en nombre de nuestra familia reciban el Profesor Eugene Hunt y familia nuestro cálido mensaje de amor y más sentida oración en favor del abrazo perfecto del Espíritu Santo a sus vidas, con la convicción de que toda separación en Cristo es temporal, porque viene la hora en que la gran Trompeta sonará, «y los muertos en Cristo resucitarán primero» (I Ts. 4:16), en «la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Ti. 2:13).

Porque así dijo el Señor: «Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente» (Jn. 11: 25, 26).

 

Dios les bendiga.

 

Rev. Dr. Octavio Ríos Verdecia

Revda. Dra. Elízabeth de la Cruz de Ríos

Dra. Elízabeth Ríos de la Cruz

Dra. Viria Ríos de la Cruz



lunes, 24 de julio de 2023

¿Qué nos pasó?

La carta de José Martí a su hermana Amelia es un clásico del género epistolar. Sus párrafos son citas escolares, y hace poco me encontraba repitiendo algunas de sus sentidas palabras: «yo no puedo ser feliz, pero sé la manera de hacer feliz a los otros».

La celeridad en la cotidianidad y lo mucho de ordinario que hay en la vida moderna relega la epístola a la condición de una curiosidad museológica. Las MP4 sustituyeron a las flores, y los mensajes electrónicos (e-mails) a las cartas. ¿Por qué, si no son esencialmente excluibles? ¿Qué nos pasó? ¿Qué hizo que nuestra correspondencia en redes parezca escrita por un robot? ¿Por qué los textos de medicina, botánica, literatura o filosofía parecen redactados y editados por personas sin corazón? ¿Qué sucedió? ¿Qué cambió?

¿Es la crisis epistolar contemporánea consecuencia del crecimiento tecnológico? Absolutamente no; la tecnología nos dio recursos más dinámicos y expresivos para expandir las comunicaciones. Una carta que demoraba seis meses en llegar a China; hoy lo hace en seis segundos.

¿Qué nos pasó, entonces? Creo que asistimos a una peligrosa remoción en la delicadeza de los sentimientos, lo que nunca debimos perder.

Quiera Dios que la atención a esta carta ayude. El hombre que la escribió estuvo en presidio, organizó una guerra, domó la fiereza de los peores generales y murió en combate. Y la delicadeza de sus sentimientos nunca cambió.

 

José Martí. Obras Completas. Epistolario. Tomo XX, pp. 286-288.

(Se respetó la redacción original).

 

Nueva York, 1880.

Querida Amelia:

 

Tengo delante de mí, mi hermosa Amelia, como una joya rara y de luz blanda y pura, tu cariñosa carta. Ahí está tu alma serena, sin mancha, sin locas impaciencias. Ahí está tu espíritu tierno, que rebosa de ti como la esencia de las primeras flores de mayo. Por eso quiero yo que te guardes de vientos violentos y traidores, y te escondas en ti a verlos pasar: que como las aves de rapiña por los aires, andan los vientos por la tierra en busca de la esencia de las flores. Toda la felicidad de la vida, Amelia, está en no confundir el ansia de amor que se siente a tus años con ese amor soberano, hondo y dominador que no florece en el alma sino después del largo examen, detenidísimo conocimiento, y fiel y prolongada compañía de la criatura en quien el amor ha de ponerse.

Hay en nuestra tierra una desastrosa costumbre de confundir la simpatía amorosa con el cariño decisivo e incambiable que lleva a un matrimonio que no se rompe, ni en las tierras donde esto se puede, sino rompiendo el corazón de los amantes desunidos. Y en vez de ponerse el hombre y la mujer que se sienten acercados por una simpatía agradable, nacida a veces de la prisa que tiene el alma en flor por darse al viento, y no de que otro nos inspire amor, sino del deseo que tenemos nosotros de sentirlo;—en vez de ponerse doncel y doncella como a prueba, confesándose su mutua simpatía y distinguiéndola del amor que ha de ser cosa distinta, y viene luego, y a veces no nace, ni tiene ocasión de nacer, sino después del matrimonio, se obligan las dos criaturas desconocidas a un afecto que no puede haber brotado sino de conocerse íntimamente.—Empiezan las relaciones de amor en nuestra tierra por donde debieran terminar. Una mujer de alma severa e inteligencia justa debe distinguir entre el placer íntimo y vivo, que semeja el amor sin serlo, sentido al ver a un hombre que es en apariencia digno de ser estimado, —y ese otro amor definitivo y grandioso, que, como es el apegamiento inefable de un espíritu a otro, no puede nacer sino de la seguridad de que el espíritu al que el nuestro se une tiene derecho, por su fidelidad, por su hermosura, por su delicadeza, a esta consagración tierna y valerosa que ha de durar toda la vida.— Ve que yo soy un excelente médico de almas, y te juro, por la cabecita de mi hijo, que eso que te digo es un código de ventura, y que quien olvide mi código no será venturoso. He visto mucho en lo hondo de los demás, y mucho en lo hondo de mí mismo. Aprovecha mis lecciones. No creas, mi hermosa Amelia, en que los cariños que se pintan en las novelas vulgares, y apenas hay novela que no lo sea, por escritores que escriben novelas porque no son capaces de escribir cosas más altas—copian realmente la vida, ni son ley de ella. Una mujer joven que ve escrito que el amor de todas las heroínas de sus libros, o el de sus amigas que los han leído como ella, empieza a modo de relámpago, con un poder devastador y eléctrico—supone, cuando siente la primera dulce simpatía amorosa, que le tocó su vez en el juego humano, y que su afecto ha de tener las mismas formas, rapidez e intensidad de esos afectillos de librejos, escritos—créemelo Amelia—por gentes incapaces de poner remedio a las tremendas amarguras que origina su modo convencional e irreflexivo de describir pasiones que no existen, o existen de una manera diferente de aquella con que las describen. ¿Tú ves un árbol? ¿Tú ves cuánto tarda en colgar la naranja dorada, o la granada roja, de la rama gruesa? Pues, ahondando en la vida, se ve que todo sigue el mismo proceso. El amor, como el árbol, ha de pasar de semilla a arbolillo, a flor, y a fruto.—Cuéntame Amelia mía, cuanto pase en tu alma. Y dime de todos los lobos que pasen a tu puerta; y de todos los vientos que anden en busca de perfume. Y ayúdate de mí para ser venturosa, que yo no puedo ser feliz, pero sé la manera de hacer feliz a los otros.

No creas que aquí acabo mi carta. Es que hacía tiempo que quería decirte eso, y he empezado por decírtelo.—De mí, te hablaré otro jueves.—En éste sólo he de decirte que ando como piloto de mí mismo, haciendo frente a todos los vientos de la vida, y sacando a flote un noble y hermoso barco, tan trabajado ya de viajar, que va haciendo agua.—A papá que te explique esto que él es un valeroso marino.—Tú no sabes, Amelia mía, toda la veneración y respeto ternísimo que merece nuestro padre. Allí donde lo ves, lleno de vejeces y caprichos, es un hombre de una virtud extraordinaria. Ahora que vivo, ahora sé todo el valor de su energía y todos los raros y excelsos méritos de su naturaleza pura y franca. Piensa en lo que te digo. No se paren en detalles, hechos para ojos pequeños. Ese anciano es una magnífica figura. Endúlcenle la vida. Sonrían de sus vejeces. El nunca ha sido viejo para amar.

Ahora, adiós de veras.

Escríbeme sin tasa y sin estudio, que yo no soy tu censor, ni tu examinador, sino tu hermano. Un pliego de letra desordenada y renglones mal hechos, donde yo sienta palpitar tu corazón y te oiga hablar sin reparos ni miedos—me parecerá más bella que una carta esmerada escrita con el temor de parecerme mal.—Ve: el cariño es la más correcta y elocuente de todas las gramáticas. Di ¡ternura! y ya eres una mujer elocuentísima.

Nadie te ha dado nunca mejor abrazo que éste que te mando.

¡Que no tarde el tuyo!

 

Tu hermano

 

José Martí



domingo, 23 de julio de 2023

Víctor Hugo y el español

Muy joven aprendí de memoria «El mar y la fuente». Es un precioso poema de Víctor Hugo. Ya de adulto empecé a dudar de que el gran poeta y escritor francés pudiera lograr en español una armonía rítmica y una asonancia tan perfecta como la que aparece en él. A más de esto descarté que pudiera ser un ejercicio de traducción perfecta. Luego leyendo biografías del recordado autor de Los miserables descubrí que pasó la infancia en España. El español fue para él una segunda y temprana lengua. Amó la lengua de Cervantes, al grado de que muchos le atribuyen este pensamiento; aparece en cientos de publicaciones: «El inglés es ideal para hablar de negocios, el alemán se hizo para las ciencias, el francés es el lenguaje del amor; el español..., ¡ah, el español!; ese es el idioma para hablar con Dios!» (1)

No encuentro la fuente directa en sus obras, pero estoy muy lejos de tenerlas todas. Y hoy quiero pensar que sí lo dijo.

Gracias, Maestro, por darle importancia a mi lengua. Muchos hispanos no lo hacen. Los chicanos de mi medio se avergüenzan de ella. En la pequeña ciudad de Carthage, al este de Texas, prediqué el Evangelio en las calles. Una mañana me acerqué a un joven chicano, más étnicamente mexicano que Moctezuma. Le pregunté: «Do you speak spanish?». Él me contestó: «No». Impasible le dije: «It's not a problem for me. I am the Pastor of the Spanish Church in this city, and I wanted to invite you. We have service on Sunday at 10 a. m. Please, accept this Evangelical Tract in English, and invitation from me». Le pregunté entonces: «Do you understand my English?». Me contestó secamente: «Yes»; ni siquiera formalizó con el «I do». Me despedí de él lo más fraternalmente que pude: «Jesus loves you. I hope to see you again. God bless you».

Anduvimos un rato por la pequeña ciudad evangelizando. Minutos después mi esposa quiso entrar a una tienda de ropa económica. Llevábamos muy poco tiempo en los Estados Unidos. Caminábamos así entre los pasillos donde la ropa se expendía, y sin querer me acerqué a un joven que hablaba por teléfono de espaldas a mí a través de su móvil. Lo hacía en perfecto español. Era aquel joven chicano...

Pensé en muchas cosas, en el rechazo al Evangelio, en la dureza de los corazones, en la Obra de Dios; pero también pensé en Víctor Hugo y en mi lengua.

Los chicanos la desprecian, los cubanos la maltratan, los centroamericanos la desorganizan, los españoles la llenan de términos malsonantes. El más grande escritor francés del siglo XIX, el más formidable genio literario de su tiempo, el maestro de los que saben, él se deslumbró con ella; porque no hay una lengua más radiante en toda la tierra, ni vehículo sonoro más conmovedor a la hora de expresar las verdades más bellas.

Víctor Hugo la amó. Él era francés...

 

 

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(1) Ernesto Pérez Castillo. La Calle del Medio. Abril de 2009, p. 4.



sábado, 22 de julio de 2023

Algo más que cantar al amor

Gustavo Adolfo Bécquer, «el ángel de la verdadera poesía» (1), al decir de Antonio Machado, es el poeta del amor por excelencia. Trazó, sin embargo, pinceladas poéticas a otras temáticas, y todos la aprendimos en edad escolar. En esta rima Bécquer expresa un pensamiento de añoranza sobre el talento en ciernes, ese don no aplicado aún y dormido en cada ser humano, esa semilla que vive como potencial. Cada ser humano es un tesoro por explotar. Quiera Dios que su efluvio brote en ti hoy.

 

Rima VII. Gustavo Adolfo Bécquer

 

Del salón en el ángulo oscuro,

de su dueño tal vez olvidada,

silenciosa y cubierta de polvo

veíase el arpa.

 

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas

como el pájaro duerme en la rama

esperando la mano de nieve

que sabe arrancarlas!

 

¡Ay! —pensé—, ¡Cuántas veces el genio

así duerme en el fondo del alma,

y una voz, como Lázaro, espera

que le diga: “Levántate y anda”! (2)

 

 

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(1) Antonio Machado. Tu voz amante. Selección, cronología y notas de Esteban Llorach Ramos. La Habana: Editorial Gente Nueva, 2009, p. 24.

(2) Gustavo Adolfo Bécquer. Rimas. Edición electrónica, p. 11. Accedido en: https://infolibros.org/pdfview/15817-rimas-gustavo-adolfo-becquer/ Accedido: 23 de julio de 2023, 10:00 p. m.