Translate

sábado, 22 de junio de 2024

No hubo uno mayor

No tuvo credenciales. No creció en urbes bulliciosas, ni se meció a la sombra de los influyentes. Su escenario estuvo en parajes desolados, nada apropiados a las expectativas de los populistas. Pese a tales cosas persona alguna recibió una evaluación comparable. Aquel que es el Rey de reyes dijo: «…entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista» (Lc. 7:28).

Arrastró a la nación entera, y cuando la tuvo en un haz, planificadamente menguó hasta los límites de la extinción empujando a Jesús. En ese instante dijo: «…mi gozo está cumplido» (Jn. 3:29). Fue su modo de decir: «La obra está hecha. El engrandecimiento visible de Jesús es mi alegría mayor y la razón misma por la que he vivido».

Murió en un calabozo, decapitado, en el abandono y la soledad. Nadie menguó tanto para que el Hijo de Dios lo llenara todo.

«Cargos» sin ministerios; «nombramientos» sin vocación de servicio; «artistas» ocupando la función de adoradores; gente luchando por brillar, al punto de apagar a Aquel que es «la Estrella de Jacob» (Nm. 24:17c). Tal es la crisis mayor de la Iglesia contemporánea.

Abra paso a la gloria de Dios, aunque tenga que expresarse a su lado en un niño; aunque implique que, muchas veces, deba menguar y no luchar para aplastar ministerios en pro de expresar un fulgor que no tiene, en desdoro de aquel en quien auténticamente brilla Jesús.

Mengüe cuando debe menguar, y quizá un día, en el cielo, al leer su nombre alguien diga: «Allá, en Querétaro, Monterrey, Asunción; en Bruselas, Sevilla, Lyon; en Zambia, Luanda; en la remota Pekín, en aquel páramo lejano donde lo coloqué, tras el estrado en que le permití estar, no hubo uno mayor».



viernes, 21 de junio de 2024

Una frase de viernes

Temprano en la mañana, apenas rompía el alba, escuchaba en Radio Fuzion un montón de ocurrentes "frases de viernes"; me sacaban una sonrisa mientras estaba al volante. La última me llamó la atención; decía: «Es viernes y mi cuerpo lo sabe». Expresaba una gran verdad. Los que trabajamos duro la podemos entender.
Gracias, Señor, por las fuerzas. Gracias por llegar al viernes. 


sábado, 15 de junio de 2024

El cielo lo espera de ti

Creer que todo terminó, y no queda nada por hacer, es el camino de la desesperanza.

La realidad es otra: todo está por delante.

La mejor canción no se ha cantado.

El sermón más impactante no se ha predicado.

La oración más sacudidora no se ha hecho.

El discurso más elocuente no se ha pronunciado.

El libro más grande no se ha escrito.

El milagro mayor no se ha visto.

¿Es bíblico pensar así? Si, porque Jesús dijo: «El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre» (Jn. 14:12).

¿En quién se manifestará ese poder, no visto antes en toda la historia?

En ti. El cielo lo espera de ti.



viernes, 14 de junio de 2024

¿Qué hacer cuando no sé qué hacer?

Las ansiedades, los miedos, las iras, los resentimientos, las sacudidas pasionales son condiciones desde las que es muy difícil encontrar el equilibrio; vienen a ser estados que semejan un vasto mar bajo un cielo nublado donde se pierde el norte.

Cuando no sabes qué hacer solo queda una cosa por hacer: buscar la paz con Dios; desde otra condición no es posible encontrar el equilibrio.

Todos los humanismos, los manuales de autoayuda, las consejerías antropocéntricas no son sino recursos ilusorios. Hijos drogados, padres violentos, amigos alcohólicos, sociedades corrompidas son espejos de la condición perdida. Se dedican millones a palear el estado de desorientación total de la gente; al final los índices de suicidio entre psiquiatras y enfermos mentales son comparables, son iguales…

Así se sintió Israel en tiempos del rey Josafat. Este gigante de la fe se vio sitiado por los pueblos de Moab y Amón, y el ánimo de todos colapsó. Entonces el rey hizo lo único que se puede hacer desde la desesperación: se volvió a Dios; así oró: «…En nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos» (II Cr. 20:12 bc). «Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros» (II Cr. 20: 21, 22).

Si su vida es hoy un bosque de maleza cerrada, donde no se ve un solo camino sepa que «De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna» (Jn. 3:16).

No se pierda… Venga a Cristo. Tenga paz con Dios; todo se reorienta desde esa perspectiva.

«Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Ro. 5:1).




domingo, 9 de junio de 2024

¿Tiene la ciencia un legado en la filosofía?

«¿Tiene la ciencia un legado en la filosofía?», se preguntó el célebre filósofo inglés Bertrand Russell. A sí mismo se contestó en Filosofía para laicos:

 

Un hombre podría decir, con suficiente verdad para justificar una broma: «La ciencia es lo que sabemos, y la filosofía es lo que no sabemos». Pero hay que añadir que la especulación filosófica sobre lo que aún no conocemos se ha mostrado un valioso preliminar para exigir el conocimiento científico. Las conjeturas de los antiguos griegos, de los pitágóricos en astronomía, de Anaximánder y Empédocles en evolución biológica, y de Demócrito en cuanto a la constitución atómica de la materia, proporcionaron a los hombres de ciencia en tiempos posteriores hipótesis que, de no ser para los filósofos, nunca habrían entrado en sus cabezas. Podemos decir que, en su lado teórico, la filosofía consiste, al menos en parte, en el marco de grandes hipótesis generales que la ciencia aún no está en posición de probar; pero cuando se hace posible probar las hipótesis, se convierten, si se verifican, en parte de la ciencia, y cesan para contar como «filosofía» (1).

 

Es que el conocimiento viaja de lo general a lo particular. Nada más general que la filosofía. Nada más particular que la ciencia. Es así que todo lo que conocemos como conclusión científica fue un día elucubración filosófica.




_______________

 

 

(1) Bertrand Russell. Filosofía para laicos (1946).




sábado, 8 de junio de 2024

Las aves vuelan en bandos de la misma especie

A sus hermanos en la fe apenas los mira. Con los hechiceros ríe... Así lo veo a diario. Llega entonces a la iglesia y se incorpora al conjunto de los adoradores. De eso presume.

Se siente incómodo entre los santos con los que trabaja; su comunión es con brujos de negra calaña. Ríe también con aquellos que cuentan y compiten acerca del número de queridas que habitan su harén. Eso hace. Luego regresa a la Iglesia y presenta su rostro adorador...

Engaña al pastor, a los líderes, a los hermanos, pero no engaña al Dios que, un día, dijo al profeta Amós: «¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?» (Am. 3:3).

 En la gracia del cielo tampoco me engañó a mí. Era un niño todavía cuando, mirando al cielo, aprendí que las aves vuelan en bandos de la misma especie.



viernes, 7 de junio de 2024

Where, were and we're

Where (pronuncie we-ar)
Were (pronuncie wer)
We're (pronucie wiii-ar). 

In the Bible:

«Then the Lord God called to Adam and said to him, “Where are you?”» (Gn. 3:5). NKJV

So the evening and the morning were the fifth day (Gn. 1:23). NKJV

The disciples went to him and wakened him, shouting, “Lord, save us! We’re sinking!” Living Bible (TLB)


jueves, 6 de junio de 2024

Empatía

Empatía, igual que resiliencia o tsunami, es una palabra un poco nueva en la semántica social. No puedo recordar cuántas docenas de definiciones pude leer para entender de qué se trataba. En todas se notaba cierta carga de ambigüedad. Sin embargo, hoy leí un concepto que me pareció perfecto en el camino de la comprensión de tan preciosa cualidad. Se leía: «Si a él lo golpearon a mí me duele. Eso es empatía»
Nada como un buen ejemplo.


miércoles, 5 de junio de 2024

Mejor que una encuesta

Cada mañana, ¿qué es?, ¿un día más o un día menos? Responder define el grado de alegría y gratitud que se tiene en el vivir. A la verdad, contestar arroja más información que la que puede obtenerse de una elaborada encuesta.
Dice tanto de ti la respuesta que des.
"Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría" (Sal. 90:12).


lunes, 3 de junio de 2024

Historia universal de la infamia

Historia universal de la infamia; qué título para un libro. Se trata de una publicación del celebérrimo escritor argentino, Jorge Luis Borges. En el prólogo a la primera edición, este confiesa la influencia que sobre él tuvieron, en el logro de esta curiosa composición, escritores como Stevenson y Chesterton. La prosa narrativa de este libro vio la luz entre 1933 y 1934. 
La versión que veo en español, publicada en Amazon por Vintage Espanol, Reprint edition (September 4, 2012), tiene 144 páginas. Tales dimensiones no estuvieron a las alturas de mis expectativas. Historia universal de la infamia... Un título así hace pensar en una publicación de cuarenta tomos, con mil doscientos páginas cada uno. A la verdad algunas figuras de la historia merecen un tomo entero. Esos seres opacos que vimos pasar cerca de nuestras vidas debían aparecer también, en honor a la justicia histórica de la infamia. ¿Le viene a la mente algún nombre?


domingo, 2 de junio de 2024

Onceno aniversario de «Casa de Paz»



Respondiendo a una cordial invitación de los Pastores Roberto y Verónica Ríos. Celebración del onceno aniversario de la preciosa congregación «Casa de Paz», Asambleas de Dios en la ciudad de París, Texas, domingo 2 de junio de 2024.
Fue un honor exponer la Palabra de Dios desde Mateo 5:14-16, bajo el título: «Somos la luz del mundo».
En la imagen, al lado de mi bellísima esposa, la Revda. Dra. Elizabeth de la Cruz de Ríos, radiantes de felicidad.


sábado, 1 de junio de 2024

Mentor, una palabra tan mal usada...

Mentores... Casi hicieron del término una regla para definir al que nos moldeó, ayudándonos a subir los ríspidos cerros del ministerio. Nunca debió ser. A tal palabra se le vio nacer en la Odisea, de Homero. Era el nombre de aquel consejero que dejó el rey Ulises a cargo de su primogénito, en los años de ausencia, por razón de la guerra de Troya. Este guiaría al hijo del rey en asuntos de educación, arte y gobierno.  

Mentor era un invocador politeísta; se movía en el más cerrado paganismo. En la mejor de las lecturas que se quieran hacer de él, era un mero consejero natural. ¿Lo son los que nos desbrozaron el camino? ¿Deben ser llamados mentores aquellos que rompieron la cúpula de bronce que nos cerraba la visión? Por más que se pretenda generalizar, este no es un término bíblico para nombrar al que hace un algo así. La Iglesia fue equipada con ministerios y dones y Aquel que representa a Dios en la tierra, el Espíritu Santo, les dio nombres.

Llamar «mentor» a uno hace algo tan santo como formar y pulir ministerios, ordenar llamados, extender los límites del servicio en la fe es una secularización, una redefinición, un nuevo nombrar de algo que ya Dios nombró.

«Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros» (Ef. 4:11).

En la Iglesia no tuve mentores; tuve maestros y pastores, amigos e inspiradores, amados compañeros del ministerio. En la gracia de Dios tuve ancianos sabios que me ayudaron a ver cuando no veía. Eso tuve.

Mentores, no. Nunca tuve mentores.