«Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas» (Jos. 1: 9). Josué necesitó oír esas palabras en los umbrales de una guerra. Tendría que capitanear su pueblo en la conquista de una Tierra Prometida. ¿En qué áreas de la vida necesitamos nosotros oírlas nosotros? ¿Sobre qué experiencias deben colocarse las palabras «esfuérzate y anímate»? ¿Metas profesionales o laborales, quebrantos financieros, rebeldías en los hijos, incomprensiones en los líderes o hermanos en la fe, quebrantos nacidos de la propia familia natural?
Creo que no hay un ser humano que pueda prescindir de tales encomios, porque de este lado de la vida todos luchamos contra desequilibrios que nos asedian y perturban a diario. Y llegada cierta condición del camino, si hay algo que se nos escurre entre las manos es el ánimo. Por eso en algún área de la vida siempre será pertinente recibir las palabras que un día llegaron a Josué. En él fueron órdenes; lo sean en ti: «Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas».
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