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lunes, 11 de noviembre de 2024

¿Tenía ombligo Adán?

¿Tenía ombligo Adán? Aunque parece una pregunta dirigida a niños, la idea de si Adán tenía ombligo ha sido tema de debate entre teólogos, filósofos y hasta científicos. Desde una perspectiva literal, si seguimos la historia del Génesis, Adán fue creado directamente por Dios y no nació de una madre humana, por lo que no habría tenido un cordón umbilical ni su huella residual en un ombligo.

Pero algunos ven en la pregunta una metáfora sugerente: ¿cuánto de la historia o la apariencia de un ser se crea desde el inicio, y cuánto surge de su proceso de formación? En un sentido más poético, el ombligo es una marca de nuestra conexión con la vida y con los que nos precedieron; si Adán tenía o no ombligo es casi secundario frente a lo que representa: nuestra conexión con el origen y el misterio de la existencia humana.




sábado, 9 de noviembre de 2024

Schopenhauer, Pablo y la aparente libertad

La frase del filósofo alemán Arthur Schopenhauer (1788-1860): "Un hombre puede hacer lo que quiere, pero no puede querer lo que quiere" refleja su visión filosófica sobre la voluntad y la libertad. Hoy tropezaba con ella mientras leía el Cómo veo el mundo, de Einstein.

Según Schopenhauer, las personas pueden actuar libremente en función de sus deseos (es decir, pueden hacer lo que quieren), pero no pueden decidir qué es lo que desean en primer lugar (no pueden querer lo que quieren).

En otras palabras, Schopenhauer sostiene que los deseos y motivaciones no se pueden elegir, surgen de nuestra naturaleza, están determinadas por factores más profundos, como la biología, el carácter, y el contexto en el que vivimos. Podemos elegir cómo actuar en respuesta a los deseos, pero no elegimos qué deseos experimentar.

Esta idea tiene implicaciones importantes en su filosofía, ya que se relaciona con su concepto de la voluntad, una fuerza irracional y universal que, según él, impulsa toda la existencia. Para Schopenhauer, nuestra aparente libertad de acción no es realmente una libertad en sentido pleno, ya que está limitada por esa voluntad subyacente que no controlamos.

Bueno, por ese camino se puede justificar todos desatinos de la conducta. Para Einstein era una alivio de consciencia; para el apóstol Pablo, no: él se debate en profundidades mayores a aquellas en las que se movió el filósofo alemán, cuando escribe a los romanos, en Romanos 7:17-24:


De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.

Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.

Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.

Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.

Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.

Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;

pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?




viernes, 8 de noviembre de 2024

Dios reveló su futuro

Satanás a ti: «Yo conozco tu pasado».

Tú a Satanás: «Yo conozco tu futuro».


«Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos» (Ap. 20:10).




jueves, 7 de noviembre de 2024

Pausas

No es un mero detener en el camino; la pausa sincroniza y dimensiona.

Es necesaria cuando la creatividad está bloqueada. Al perder de vista el punto del horizonte al que se iba, o al dejar de oír la voz que te guiaba, o al confundir el sentido del esfuerzo que se hacía, es necesaria la pausa.

José la tuvo en la cárcel; David, en el destierro; Elías, bajo el enebro.

Las pausas recalibran, energizan, enfocan.  

«Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Mr. 6:31), dijo el Señor a sus discípulos tras verlos vivir jornadas agitadas. Ellos querían seguir, y Él los detuvo; impuso una pausa a sus caminos, y se fue con ellos, porque Jesús también está en las pausas.

No, Jesús no terminó contigo. Es solo una pausa, y Él está en ella.




miércoles, 6 de noviembre de 2024

La tarde en que Campos le habló de Cristo a Sabino «el terrible»

Hay testimonios que merecen ser oídos y guardados en el corazón, porque recuerdan a ese abrir de caminos en un bosque tupido, y este es uno. Se lo oí a mi hermano en Cristo, el Rev. Agustín Campos, Pastor de la Obra en Longview y, por veinte años, Secretario de la Sección. Lo contó ante el cuerpo ministerial, los líderes y los hermanos en la fe presentes en la Confraternidad de Educación Cristiana de la sección Tyler, Texas, reunida el sábado 2 de noviembre de 2024, en la sede del Templo de las Asambleas de Dios en la bella Ciudad de Mineola. Así dijo el bueno de Campos:

 

Por tres días no pude dormir. El Espíritu Santo me decía que debía ir y predicarle a Sabino Barrios. ¿Qué problema había con eso? ¡Pues que Sabino Barrios era terrible! Yo era mayordomo de él en el trabajo y teníamos buena comunicación, pero aquel hombre era terrible, de esos que uno dice: «A este no hay quien lo saque del infierno». Pero mientras más resistencia yo hacía más me presionaba el Espíritu. No podía dormir. Aquel hombre era malo y nuestro barrio era pura corrupción. Vaya cosas las que me decía Sabino todos los días. No se puede imaginar. Terminé diciéndole al Señor: «Bueno, para que me dejes dormir, voy a hablarle de Cristo». Así es que una tarde lo llamé, y le dije: «Sabino, necesito hablar contigo. Vamos al fondo de la casa, al patio». Y allí nos sentamos. Sin ninguna expectativa de lograr algo bueno, le dije: «Sabino, quiero decirte que Cristo te ama y que te llama para mostrarte y revelarte ese amor». Fui comunicándole poco a poco el plan de salvación y cuál no sería mi sorpresa al ver que, de pronto, dos lágrimas inmensas rodaban por las mejillas de aquel hombre terrible. Había sido sensible al Evangelio. Terminé diciéndole: «¿Quieres recibir a Cristo como Salvador personal?». Compungido, pero resuelto, él dijo: «Si, quiero». Oré por él, y desde ese día, Sabino Barrios fue transformado en una nueva criatura. 

Su esposa hizo muchísima resistencia. Había sido siempre una mujer mansa y tranquila, pero comenzó a hacerle unas cartas terribles, donde le advertía: «Si tú me vienes aquí con ese Cristo de que tú hablas hazte la idea de que no tienes esposa, ni hijos, ni hogar». Yo no quería leer aquellas cartas porque eran muy personales, pero él me las traía e insistía, y me decía: «Déjala, que esa va a caer rendidita a los pies de Jesús». ¡Y así fue! En un culto de bautismo aquella mujer no resistió más y se rindió a Cristo.

Lo más impresionante de todo es que, como consecuencia del encuentro de Sabino con Cristo, todos sus hijos vinieron a la fe. Hoy, en esta Confraternidad, su nieto Osías es el teclista que está tocando para el Señor, y su hermana, Marbel, la solista que canta. Su otro hermano Josué también es cristiano. Hoy, que los veo a los tres sirviendo al Señor, me da gran alegría, y me digo: «Qué bueno fue obedecer a la voz del Espíritu aquel día, qué alegría me da ver a toda la familia en el Señor, y a sus nietos dirigiendo la alabanza, tocando los instrumentos y cantando para Dios. Qué bueno ha sido».


Es una historia bella y aleccionadora, que nos enseña con voz alta y clara que detrás del más terrible de los hombres puede estar escondida un alma que termine siendo sensible al Evangelio, rindiéndose a Cristo, trayendo consigo a toda la familia y descendencia, y repitiendo la historia del carcelero de Filipos: «y en seguida se bautizó él con todos los suyos» (Hch. 16:33). Esa experiencia de salvación también llevó a una determinación familiar en Josué cuando dijo: «Yo y mi casa serviremos a Jehová» (Jos. 24:15).
Mire en derredor suyo, porque el próximo Sabino puede estar a las puertas. No importa lo terrible que sea, háblele de Cristo.



Prestado y bendecido

Jesús no tuvo nada. Todo lo tomó prestado.

La barca de Pedro.
El pollino de asna.
La casa de Zaqueo.
La tumba.

No tuvo nada. Apenas retuvo un tiempo la túnica que vestía.
Todo lo tomó prestado. 
Bienaventurados aquellos que atendieron a lo que pidió. Echaron su pan «sobre las aguas» (Ec. 11:1), y lo recibieron de vuelta bendecido.




lunes, 4 de noviembre de 2024

Uso de «Pero» después de un punto y seguido

Antes no se hacía y todavía se ve raro, pero después de un punto y seguido se puede comenzar una oración con «Pero», si se necesita. Aunque es una conjunción y, tradicionalmente, se enseñaba a evitar iniciar oraciones con ella, en la práctica es perfectamente válido hacerlo, especialmente cuando se quiere dar contraste o continuidad a una idea anterior de una manera enfática.

Ejemplo:

«La Habana de 1961 era una ciudad llena de cambios. Pero el espíritu de sus noches seguía siendo inquebrantable».

Este uso es común y aceptado, tanto en escritura literaria como en textos más informales.



domingo, 3 de noviembre de 2024

Qué palabras tan bellas

Qué palabras tan bellas dedicó Roberto Benigni a su esposa, Nicoletta Braschi, en 2021 durante el Festival de Cine de Venecia tras recibir el León de Oro en reconocimiento a su carrera artística. Desde el estrado él se dirigió a la reconocida actriz y compañera de vida, coprotagonista del clásico «La vida es bella», para decirle:

Conozco una sola manera de medir el tiempo: contigo y sin ti. Lo hice todo gracias a tu luz. Si algo bello y bueno he hecho en mi vida siempre ha sido atravesado por tu luz. Cuánta luz emites. Recuerdo que la primera vez que te conocí desprendías tanta luz que pensé que Nuestro Señor, al hacerte nacer, quiso adornar el cielo con otro sol. Mira, fue lo que ellos llaman amor a primera vista; de hecho, a última vista; de hecho a eterna vista.


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Annalisa Teggi. Aleteia. «Emocionantes palabras de Roberto Benigni a su mujer al ser premiado».
https://es.aleteia.org/2021/09/03/emocionantes-palabras-de-roberto-benigni-a-su-mujer-al-ser-premiado Publicado: 3 de septiembre de 2021. Accedido: 5 de octubre de 2024, 7:43 p.m.