«Cuando sea electo me volveré vegetariano, y promoveré el valor de mi dieta para que la comparta todo mi gabinete de gobierno». Así dijo el lobo.
Y todas las ovejas votaron por él. Al advertir el carácter doblemente carnívoro del lobo en el poder, trataron de removerlo, pero aquel irremediable aullador convocó a un referéndum para cambiar la constitución, de modo que se podría elegir indefinidamente.
Fueron a las urnas, pero todo estaba asegurado: antes de votar el lobo se comió a las ovejas inconformes.
Lobos que prometen y ovejas que votan... ¿Por qué suena familiar la historia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Su comentario a este artículo se recibe con respeto y gratitud.