RIOS DE LA CRUZ BOOKS MINISTRIES: Cuando todo depende de la decisión de un hombre

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viernes, 17 de octubre de 2025

Cuando todo depende de la decisión de un hombre

Cuando vemos presidentes, reyes, líderes sociales, políticos contemporáneos abocando a sus pueblos por los carriles de la destrucción; cuando vemos poblaciones enteras sufrir hambre y sed, flageladas por el desabastecimiento y la ruina económica general; cuando vemos guerras que se pudieron evitar y con ellas pérdidas irreparables, vienen a la memoria los tiempos de Sedequías, un hombre de cuya decisión dependió todo el mal que vino.

Sedequías, último rey de Judá, fue colocado en el trono por Nabucodonosor II, rey de Babilonia, en el año 597 a.C. En el 588 a.C., confiando ilusoriamente en Egipto, se rebeló contra Babilonia y trajo como consecuencia un asedio del ejército caldeo a la ciudad que se extendió por dos años. El hambre se generalizó y las enfermedades minaron todos los hogares. Este es el contexto en que Dios trae Palabra a Sedequías a través del profeta Jeremías:


Jeremías 38:14-23:

[14]Después envió el rey Sedequías, e hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías: Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa.

[15]Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare, ¿no es verdad que me matarás? y si te diere consejo, no me escucharás.

[16]Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías, diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te mataré, ni te entregaré en mano de estos varones que buscan tu vida.

[17]Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel: Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia, tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego, y vivirás tú y tu casa.

[18]Pero si no te entregas a los príncipes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de sus manos.

[19]Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.

[20]Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien y vivirás.

[21]Pero si no quieres entregarte, esta es la palabra que me ha mostrado Jehová:

[22]He aquí que todas las mujeres que han quedado en casa del rey de Judá serán sacadas a los príncipes del rey de Babilonia; y ellas mismas dirán: Te han engañado, y han prevalecido contra ti tus amigos; hundieron en el cieno tus pies, se volvieron atrás.

[23]Sacarán, pues, todas tus mujeres y tus hijos a los caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás apresado, y a esta ciudad quemará a fuego.


Era un auténtico mensaje del cielo. En su grande amor, Dios ofrecía un camino de salvación, pero aceptarlo dependía de un hombre, un solo hombre, Sedequías.

El profeta fue desoído. El Alto Dios fue ignorado. En el año 586 a.C., frente a la terca resistencia del rey de Judá, los babilonios lograron abrir una brecha en el muro de Jerusalén, y por ella entraron como torrente que a su paso lo destruye todo. Jerusalén fue incendiada y el gran Templo de Salomón, destruido. El rey Sedequías, que intentó huir, fue apresado; sus hijos fueron degollados delante de él. Junto a ellos fueron ejecutados todos los nobles de Judá. A Sedequías le sacaron los ojos, y lo llevaron atado con grillos, en humillante caravana, hasta Babilonia. Allí murió. Fue aquel el fin del Reino de Judá y el inicio del exilio babilónico (586-538 a.C).

Hoy, como en días de Sedequias, son muchos los panoramas geopolíticos que dependen de la decisión de un solo hombre, particularmente en los países de la sufrida América Latina. Como con aquel lejano rey de Judá, el buen Dios fue paciente y les envió profetas. Quisiera llegar a saber un día que no se repitió en ellos la historia de Sedequías. Pero eso es algo que depende de la decisión de un hombre, de un solo hombre.




 



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