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jueves, 1 de agosto de 2024

Está en ti

El escritor alemán Hermann Hesse dijo una vez: «La mitad de la belleza depende del paisaje y la otra mitad, del hombre que lo mira». Visto así, toda belleza viene a estar parcelada en dos: una tiene que ver con aquello que expresan la montaña de imponente alzada, el mar calmado de azul sereno y la alondra que trina en la mañana. La otra está en los ojos que las admiran.
«Considerad los lirios del campo (...) ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos» (Mt. 6: 28, 29); así dijo el Señor Jesús a sus discípulos. Aquel mensaje de providencia estaba revelado en la belleza sin par de la flor, pero de nada valía que así fuera si ellos no eran capaces de verla. Al atender a Jesús y mirar, la belleza del lirio se hizo completa.
Hay un misterio que va más allá: es la de aquellos que ven belleza donde no parece estar. Toda se relega entonces a los ojos que miran: «las dos monedas de la viuda en el Templo», «el perfume derramado sobre Jesús a poco de Su muerte», «el corazón de los discípulos al tiempo que se les llamó»; tales esencias solo las vio el Señor, nadie más.
La mitad de la belleza está en el tapiz verde de la llanura, el brillo rutilante de la estrella y el tibio sol que dora la tarde. La otra mitad, la más importante, está en tus ojos; está en ti.


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