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domingo, 4 de agosto de 2024

Acerca del mensaje de hoy del Rev. Agustín Campos


Disponible en: https://fb.watch/tLI7zaiBZt/

Atendiendo a varios compromisos ministeriales que se simultanearon, mi esposa y yo nos las arreglamos para escuchar en línea la predicación de hoy, domingo 4 de agosto de 2024, de nuestro Pastor, el Rev. Agustín Campos, desde la floreciente Iglesia «Casa de Oración» levantada en la gracia de Dios en la bellísima ciudad de Longview, Texas. 

Pensábamos, al comenzar, que se trataría de algo cotidiano, propio de los caminos noblemente ungidos que sigue este efectivísimo expositor de la Palabra, pero, para nuestra sorpresa, fue sacudidor verle arremeter con una aplicación bíblica que, por casi cuarenta años en el púlpito, busqué y no encontré. Se trata de la mil veces cruenta historia narrada en Jueces 19-21, en que se combinan horribles violaciones, con descuartizamientos y guerras. ¿Cómo encontrar un camino para narrar y posteriormente aplicar algo así, tan feroz, brutal y sanguinario? El Pastor Campos la encontró magistralmente cuando dijo que, el gran problema de la homosexualidad contemporánea, descansa en el apoyo de los que no lo son. Por el mismo camino, el gran problema que se suscitó en aquellos lejanos tiempos que abarcan esos capítulos de Jueces tiene que ver con que los hijos de Benjamín, que no participaron de la atrocidad registrada en esos capítulos, se solidarizaron y defendieron a los que lo hicieron: «Y las tribus de Israel enviaron varones por toda la tribu de Benjamín, diciendo: ¿Qué maldad es esta que ha sido hecha entre vosotros? Entregad, pues, ahora a aquellos hombres perversos que están en Gabaa, para que los matemos, y quitemos el mal de Israel. Mas los de Benjamín no quisieron oír la voz de sus hermanos los hijos de Israel, sino que los de Benjamín se juntaron de las ciudades en Gabaa, para salir a pelear contra los hijos de Israel» (Jue. 20:12-14).

 «Y derrotó Jehová a Benjamín delante de Israel; y mataron los hijos de Israel aquel día a veinticinco mil cien hombres de Benjamín» (Jue. 20: 35). «Y los hombres de Israel volvieron sobre los hijos de Benjamín, y los hirieron a filo de espada, así a los hombres de cada ciudad como a las bestias y todo lo que fue hallado; asimismo pusieron fuego a todas las ciudades que hallaban» (Jue. 20: 48).

La solidaridad con el pecado es mala. Los que no participaron de la atrocidad ampararon y unieron fuerzas con los que la habían cometido. Tal cosa estuvo a punto de costar la desaparición total de una de las tribus de Israel, aquella de la que descendería el apóstol Pablo.

Hoy la historia se repite. Menos del 1% de la población mundial sigue los caminos de esa rotunda perversión que significa la homosexualidad, claramente condenada como práctica abominable en la Biblia. Menos del 1%...; el resto de la humanidad se conjura entonces para secundar tal cosa, a nivel de Naciones Unidas, de influyentes organizaciones internacionales, senados y cámaras de los países más importantes del mundo. No se esperen consecuencias mejores de las que, para entonces, sufrió la tribu de Benjamín.

Es el fin. Cristo viene pronto, y en tanto sea raptada la Iglesia disfrutemos de esta brillante aplicación que hace uno de los mejores expositores bíblicos de nuestro tiempo: el Pastor Agustín Campos, más conocido en todos los Estados Unidos, América Latina y Asia, como «el dulce cantor de Longview».

Dios los bendiga, Pastores Agustín y Mere Campos.



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