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lunes, 25 de junio de 2018

Josefa Bardanca Belmas. "Fefita".

Josefa Bardanca Belmas.
Imagen tomada por el autor el 14 de octubre de 2012.

En el mes que la lluvia bendice la tierra, florece el huerto y se viste de rojo el framboyán, Dios la envió desde su pensamiento. Era el 12 de mayo de 1932 cuando nació. Más que resumir la historia, con su peregrinar por la vida, ella misma la haría. Uniría la fundación de las Asambleas de Dios en el remoto pasado con el soleado presente, porque paso a paso caminó la larga milla. Sus padres le llamaron Josefa de la Caridad Bardanca Belmas,
Siete escasos años tenía cuando, sentada a los pies de la legendaria misionera puertorriqueña Belén Nieves, escuchó el llamado a vida eterna. Su inocente corazón de niña se abrió a esta palabra y junto a sus padres puso las piedras fundacionales de la Organización, en el lejano Camagüey. Creció bajo los cuidados ministeriales de Julia González, Armando González, Guillermina Ugarte y Jorge Lambert. Ramón L. Nieves fue el primer pastor, comisionado directamente por las Asambleas de Dios, que conoció. Su celo y marcialidad, casi épica, le sembraron en el corazón la rectitud que todos han podido ver en los pasos que da. “Si ella le dice que viene, vendrá. No lo dude”, asegura Benjamín de Quesada.
Conoció los pastorados de Pedro Torres y Ezequiel Álvarez, ambos futuros Superintendentes, y evoca hacia ellos gratitud. A los doce años, su vida toda, es colocada en el altar del servicio: es maestra de niños, presidenta local y fundadora de “La Liga Juvenil”, organización precursora de “Los Embajadores de Cristo”.
El 26 de julio de 1946 es bautizada en agua. Ese mismo año recibe el bautismo en el Espíritu Santo. El llamamiento y el reclamo de Dios crecen  y, sin recursos ni sustento, se va al Instituto Bíblico Pentecostal de Manacas, donde discurren tres de los más sacrificados años de su vida. Los hermosos llanos villaclareños todavía le recuerdan, doblada sobre la tierra, trabajando para costear sus estudios. Era Director Kenneth Mc Intyre, y Superintendente General Hugo P. Jeter. En Cristo, Bardanca prevaleció y se graduó el 19 de diciembre 1951 con libros y traje prestados.  Arrastraría en su legendaria hoja de servicios las enseñanzas que vertieron sobre ella Luisa Jeter de Walker, Virginia Carpenter, Margarita Mac Clendon, Maxine Richarson, Raquel Maser, Los Mock, Los Anderson, Los Thomas, exiguos maestros, instrumentos benditos de Dios de cuyo amor y ministerio dan fe los frutos preciosos que la pastora Bardanca dio.
Las cruzadas evangelísticas de 1951, bajo el ministerio de T. L. Osborn dieron lugar a que se abrieran muchas misiones en los pueblos y municipios cercanos. Eran puertas que el Señor abría. Con señales visibles de llamamiento y sólida preparación bíblica le envían a Sibanicú, junto a  Guillermina Trenhs. Atendían desde Siboney hasta Guáimaro, las Colonias y los pueblos de Hatuey, Najasa, Palo Seco, La Deseada, Vigil, La Unión y Tamarindo. Construyó Templos en Sibanicú, Hatuey, La Deseada y Guáimaro. En Sibanicú y sus alrededores sirvió Bardanca al Señor durante 33 años, hasta 1984.
Su primera credencial, expedida a la usanza de la época, en certificado, tiene fecha de 31 de Julio de 1953. Está firmada por Ezequiel Álvarez como Superintendente General y por Avelino González como Secretario. En 1956 recibe credenciales de Ministro Licenciado y en 2007, por su larga y fecunda hoja de servicios, es incluida en la lista de las primeras mujeres ministras ordenadas de la historia de las Asambleas de Dios. En 1985 trabaja como misionera en el Templo “Aleluya” bajo el pastorado de Francisco Quintero Labrada. A finales de la década del 80 atiende interinamente  la Iglesia de Guaicanámar, y luego, por alrededor de seis meses, Nuevitas.
En la década del 90 comienza a trabajar en el naciente ministerio camagüeyano “Palabras de Vida sobre la Roca” con el Rev. Orson Vila Santoyo, donde permanece 18 años. Hoy sirve al Señor en la Iglesia “Sendas de Amor y Restauración” bajo el pastorado del Rev. Ramiro Echevarria.
Los departamentos le vieron servir al Dios que le llamó como Secretaria de Educación Misionera, en el entonces Concilio Misionero Femenil, en 1976. Allí publica el boletín Misionero Trigal Femenil. Se le ve activa en recorridos, convenciones y retiros. Ocupó cargos como Vice-Secretaria de Educación Cristiana y  Escuela Dominical. Fundadora de EDISUB, trabajó desde sus inicios en su presbiterio y posteriormente en el Distrito, bajo la dirección del Rev. Luis Llanes. Sirvió a Dios como Promotora de la “Década de la Cosecha”, desde sus comienzos, el 13 de septiembre de 1990, bajo el cayado nacional del Rev. Félix Rafael Pérez Suárez. Estuvo también entre los promotores y fundadores de la Escuela de Oración.
Ha visitado en varias ocasiones, en funciones ministeriales, los Estados Unidos, llevando la palabra a centros de reclusión. Conferencista en cuatro universidades norteamericanas puso en alto, con honra, el testimonio del evangelio cubano.
Josefa Bardanca fue un puente que unió la labor misionera de los pioneros fundadores de nuestra organización en Camagüey con los momentos actuales donde, más que nunca, se lucha para que se cumpla la consigna de toda la cristiandad cubana: “Cuba para Cristo”.
Partió con el Señor el 13 de enero de 2019 (1). Quedan en los registros algunos de sus últimos pensamientos: "Solo me resta decir, junto con el apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. (II. Ti. 4:7.) Con la ayuda de mi Señor que nunca me ha abandonado, he cruzado desiertos, ríos, peligros de muerte (en la década del 50). No me pesa haber desgastado mi armadura en la dura lucha; las huellas del sacrificio quedan como testimonios mudos e imperecederos de Su obra y para la gloria de Su Nombre, de donde también vendrá el verdadero reconocimiento".


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(1) Frank Pena, entrevistado por O. Ríos, vía electrónica, 26 de enero de 2019, 11:20 PM.

Este artículo fue publicado por el autor, como presidente de la comisión nacional de historia de las Asambleas de Dios de Cuba, en La Antorcha Pentecostal, Vol. 2 (may-ago) 2014, p. 5. La Habana: CALITAD                                                  

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