Una de las reformas que más se recuerda de los cambios que tuvieron lugar en el Consejo Ecuménico de Cuba en 1995, fue la sustitución de nombre de la mencionada organización a Consejo de Iglesias de Cuba (CIC). Uno de los pastores que más influyó en esto fue el Rev. Pedro Mayor Montes, alegando que esa organización no representaba cultos sincréticos. A este acuerdo se unieron dos cláusulas que establecían la celebración en el futuro de eventos evangelísticos y fraternales, con una periodicidad indeterminada. Inicialmente se calculó la posibilidad de hacer uno en 1996, pero los recursos económicos fueron insuficientes para cubrir la actividad, que quedó diferida para 1998. La visita de Juan Pablo II, anunciada para ese año, llevó a un nuevo ajuste de planes debido a que no se quería hacer coincidir la mencionada visita con una actividad paralela que fuese mal interpretada. Se optó finalmente, tras muchas reconsideraciones, por hacerla en 1999. Más adelante, al anunciarse la Cumbre de Presidentes de Ibero-América en la Habana para noviembre de 1999, el recién creado Comité Nacional para la Celebración Evangélica Cubana fijó los meses de mayo-junio como marco plausible para la realización de la actividad (1).
La meta desde el comienzo fue la participación de todas las iglesias evangélicas. Se escogió el lema: “Jesucristo por todos y para todos”, y tres temas para ser abordados: amor, paz y unidad.
Comité Nacional para la Celebración Evangélica Cubana
El Comité Nacional para la Celebración Evangélica Cubana (2) estuvo integrado por:
1. Pablo Odén Marichal Rodríguez. Presidente del CIC
2. Daniel Fontaine. Presidente de la Unión Adventista del Séptimo Día
3. Roy Acosta. Tesorero de la Convención Bautista de Cuba Oriental
4. Samuel Ramos Sanfiel. Presidente de la Iglesia de Dios Ortodoxa en Cuba
5. Alejandro Nieto Selles. Presidente de la Liga Evangélica de Cuba
6. Héctor Hunter. Superintendente General de la I.E.P. (Asambleas de Dios)
7. Roberto Lam. Presidente de la Iglesia de Dios de la Profecía
8. Tomás Scull. Pastor de la Iglesia del Evangelio Completo
9. Marcial M. Hernández. Presidente de la Iglesia Evangélica Libre
10. Raúl Suárez Ramos. Director del Centro Martin Luther King
11. Esther Quintero Labrada. Vicepresidenta del CIC. Zona 2
12. Ofelia Ortega Suárez. Rector del Seminario Teológico de Matanzas
13. Irela Magin Negrin. Vice-Presidenta del CIC. Zona 5
14. Otoniel Bermúdez Villafañas. Secretario Ejecutivo del CIC
15. Idalberto Carbonell. Líder laico. Iglesia Metodista de S. de Cuba
Sumario de actividades.
Las actividades (3), (4), (5), se distribuyeron y cumplieron según el siguiente calendario:
ACTOS NACIONALES
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FECHA
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LUGAR
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Mayo 30
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Baracoa
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Junio 6
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Holguín
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Junio 13
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Camagüey
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Junio 20
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Ciudad de la Habana
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ACTOS PROVINCIALES
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FECHA
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LUGAR
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Junio 5
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Santiago de Cuba
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Junio 5
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Santa Clara
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Junio 5
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Pinar del Río
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Junio 6
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Ciego de Ávila
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Junio 12
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Matanzas
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Junio 19
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Guantánamo
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Junio 19
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Bayamo
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Junio 19
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Tunas
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ACTOS MUNICIPALES
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FECHA
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LUGAR
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Mayo 22
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Alquízar
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Mayo 22
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Cienfuegos
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Mayo 23
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Caimito
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Mayo 23
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Isla de la Juventud
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Mayo 30
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Marianao
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Junio 6
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San José
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Junio 13
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Isla de la Juventud
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Junio 12
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Moa
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Julio 11
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Arroyo Naranjo
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Pude participar personalmente con mi esposa en las Celebraciones Evangélicas de Matanzas, Camagüey, Plaza de la Revolución y Arroyo Naranjo. Seguí televisivamente todas las Celebraciones Nacionales. En la Escuela Dominical de mi congregación, como hicieron muchos pastores, coloqué un televisor en la plataforma y ese fue, para todos, el tiempo de la mañana.
La Celebración en Arroyo Naranjo
El primer semestre de 1999 fue de bulliciosa y alegre preparación para el pueblo evangélico de Cuba. En muchos municipios del país se desarrollaban dinámicos preparativos. Existía un aire de verdadero fervor. Todo el mundo hablaba de Holguín, Baracoa, San José, Alquízar… Alguien habló de lo bueno que es para un lugar que allí corra la Palabra de Dios. Pensé en mi municipio, en mi pobre municipio, al cual llamaban periférico. Pensé en sus barrios llenos de ciudadelas, en sus 185 000 habitantes –casi un quinto de millón–; pensé en una Celebración.
El 26 de marzo se realizó una actividad dirigida por el Partido Comunista de Arroyo Naranjo, al que fuimos citados todos los pastores del municipio. Transmití mi sentir a la mayoría; la recibieron con entusiasmo y fue así que me dirigí a solicitar dentro de los límites del municipio el permiso, algo desorientado respecto a los pasos que debía dar. La respuesta que recibí fue que la Celebración era para otros municipios. “…Para Plaza, por ejemplo… ¿Arroyo? Arroyo no necesita una Celebración” –fue la respuesta oficial municipal.
“…Sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos” (Ec. 5:8). Así es que decidí subir. Me fui a la sede del Consejo de Iglesias de Cuba a indagar las regulaciones de permisos que existían para la Celebración, con mi poderosa argumentación de que teníamos una dimensión poblacional mayor que muchos municipios que ya disponían del permiso. Así es que, con la expectativa de que me harían una gran resistencia, oré, consulté cifras, me informé y zarpé como novelesco capitán a rumbo incierto. A decir verdad me sentía más bien como un pirata corriendo detrás de un barco que no era ‘muy mío’ que digamos. Cuál no sería mi sorpresa al sentarme con el pastor Rodolfo Juárez Vázquez en el CIC y oír que estaban autorizadas todas las solicitudes municipales que se hicieran. Me sentí de pronto transformado de pirata en corsario. Moralizados ahora mis impulsos de navegante con una patente de corso, ¡salté al barco y lo abordé!
Las dificultades para hacer una Celebración en el contexto de mi municipio se reflejaron en actitudes agrias de algunos funcionarios que entendieron “se había pasado por encima de ellos”, o en proposiciones para hacer la actividad en un espacio minúsculo como la Plaza Menocal. Pocos días antes de la fecha acordada me llamaron para que no me moviera de la casa pastoral. A las 5:00 p. m. estaba llegando la dirección nacional del Consejo de Iglesias, en su presidente, el Rev. Pablo Odén Marichal Rodríguez, el secretario ejecutivo, Rev. Otoniel Bermúdez, y el Rev. Marcial Miguel Hernández Salazar, representando al comité nacional y provincial. Venían con ellos representantes del Partido Provincial, recuerdo al Dr. Eduardo Alemañy, –estudiamos en el mismo hospital– y Teresa Fiallo, que fue cambiada pronto de funciones. Me acompañaban el Rev. Rafael Miyares, tesorero nacional de la Primera Iglesia Pentecostal de Cuba y pastor de su organización en el Templo de Párraga, así como un pequeño grupo de líderes municipales.
La reunión duró cerca de dos horas. No abundaban las opciones. Había que cambiar la fecha por problemas que nunca quisieron revelar. Las cuerdas fueron llevadas hasta el límite máximo de tensión, debido a que, en el curso de una semana había que desmovilizar a miles de personas y aquello parecía inaceptable. Se había invertido además una cifra considerable de dinero, que resultaba irrecuperable. La gente no lo iba a entender. Era un verdadero caos.
Después de una acalorada, larga y tensa reunión, en que el CIC tuvo que mediar en incontables ocasiones entre el PCC Provincial y nosotros, se hicieron por parte del CIC proposiciones muy ventajosas para una celebración en Arroyo a mediados de julio, con un apoyo especial del CIC, y una garantía adicional en la palabra de su presidente en presencia del Partido Provincial. Como expresión de buena voluntad fuimos invitados el pastor Rafael Miyares, la Revda. Elizabeth de la Cruz –mi esposa– y yo, a la reunión del Comité Nacional en Camagüey, lo cual me dio el contexto para estar en la celebración de allí, y a un tiempo viajar con la dirección nacional del Consejo de Iglesias de Cuba.
Comité Municipal para la Celebración Evangélica Cubana en Arroyo Naranjo, La Habana
El Comité Municipal para la Celebración Evangélica Cubana en Arroyo Naranjo, La Habana, estuvo integrado por:
1. Octavio Ríos Verdecia. Presidente. Asambleas de Dios
2. Rafael Miyares. Secretario. Primera Iglesia Pentecostal de Cuba
3. Mario Fundora. Tesorero. Iglesia del Nazareno de Cuba
4. Elízabeth de la Cruz de Ríos. Directora artística
5. David Monduy Morales. Asambleas de Dios. Director del grupo de alabanza y la coral Asambleas de Dios
6. Roberto Matos Figueras. Administración. Asambleas de Dios
La Celebración Evangélica Cubana en Arroyo Naranjo fue un evento grandioso que vistió de gala al municipio. Circularon por nuestras calles un quinto de millón de tratados evangélicos. Miles y miles de biblias y ejemplares del Nuevo Testamento de bolsillo se pusieron al alcance del pueblo. La Antorcha Pentecostal reportó la presencia de seis mil personas en el Estadio Ciro Frías, la mañana del domingo 11 de julio de 1999. Por primera vez en la historia de Arroyo Naranjo en el último medio siglo, la Palabra de Dios se proclamó al aire libre, en una actividad sin precedentes, con los gobernantes presentes, el partido comunista y el poder popular municipal y provincial, la representación del Comité Central del PCC, el Consejo de Iglesias de Cuba en pleno, la dirección nacional de cerca de quince denominaciones y representantes de más de cien iglesias de la provincia; a todos les pudimos bendecir. La alabanza a Dios, las corales y grupos musicales, las lecturas y poemas, la predicación del evangelio con amor, todo ¡en vivo! –no se pudieron hacer arreglos previos de grabación–, hicieron de aquella mañana el gran festival de Dios. La memoria de su grabación permanece en: https://www.youtube.com/watch?v=7gclxuVjhi8
Se alegraron las iglesias de Arroyo.
Se alegraron los habitantes de Arroyo.
Cuba se alegró.
Se alegró Dios…
Dos días después el mismo funcionario que me dijo que Arroyo no necesitaba una Celebración se acercó emocionado, y sorpresivamente me dijo: “¡Quedó mejor que la de la Plaza!”. “He aquí un patriota” –pensé–, y me vinieron a la mente las palabras del Generalísimo: “Los cubanos cuando no llegan se pasan” (6). Luego, reflexionando, concluí que, si para nosotros que estamos acostumbrados a ver a Dios obrar, oír su voz y sentir la belleza de su poder, si para nosotros aquel espectáculo fue sacudidor, qué no podrán haber sentido las personas que, no conociendo el evangelio, estaban allí.
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová por nombre, por señal eterna que nunca será raída (Is. 55:10-13).