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viernes, 1 de marzo de 2019

Esto es para ateos

De ningún modo se incentiva con este artículo la práctica de experiencias extrasensoriales. Bíblicamente hablando, estas se mueven en capítulos relacionados con las tinieblas, pero al ateo «le viene bien» leer estas cosas.

Se empieza por entender que, en el orden psicológico e histórico, son incontables las experiencias científicas donde se ha demostrado la independencia del espíritu respecto al cuerpo que le hace de casa. Se manifiestan poderes superiores de la mente sobre la materia en los conocidos fenómenos de hipnotismo, telepatía, telequinesia y clarividencia. Todos estos fenómenos están más que demostrados y se ha hecho lo imposible para acallarlos, particularmente de parte de los psicólogos de la antigua Unión Soviética, que contaron con una notable escuela de parapsicología.

Las experiencias extrasensoriales ya no se pueden cuestionar. Experimentos controlados han permitido demostrar que hay personas que se pueden comunicar usando sus cerebros como dipolos, que mandan y reciben información, sin que medie ningún otro elemento de trasmisión. Tal es la peligrosa telepatía. El hecho de que una persona pueda describir sucesos que están aún por ocurrir, se conoce en parapsicología como clarividencia. El mover objetos sin tocarlos se conoce como telequinesia. De todo esto hay suficiente documentación. Bíblicamente hablando, repito, estos capítulos de la parapsicología están relacionado con las tinieblas.  Son un terreno muy peligroso.

Hoy día, perdidos en ese mundo de innegables manifestaciones sobrenaturales abundan presidentes que no toman una decisión de estado sin consultar a un médium espiritista, o a un gurú, a la manera que lo harían con un asesor del más alto nivel. Nancy Reagan, de hecho, consultaban cartas astrológicas, y recibió en una oportunidad una fuerte reconvención de parte de Billy Graham al respecto.

Federico Engels destaca en Dialéctica de la Naturaleza sus frustradas peripecias en el mundo del espiritismo, donde trató de reproducir algunos de los fenómenos que vio allí. Su escepticismo general y su rotundo fracaso le llevaron a describir el espiritismo como “…la más necia de todas las supersticiones…” (1). Sin embargo, destacados profesionales de su tiempo, fueron connotados espiritistas, y se movieron, por ende, en tinieblas. Algunos superaron a Engels con creces en el área de la investigación científica. Resaltan entre ellos:

 

Alfred Russel Wallace, (1823-1913), que simultáneamente con Darwin describió la teoría de la modificación de las especies por vía de la selección natural (2).

William Crookes, (1832-1919), químico y físico británico. Descubrió el elemento quimico conocido como talio. Inventó los rayos catódicos y las gafas de sol modernas (con filtro 100% ultravioleta). Aportó ingeniosos dispositivos para evidenciar la desintegración de átomos radiactivos o la intensidad de la radiación electromagnética (3). Él escribió un voluminoso libro sobre espiritismo al que tituló On miracles and modern spiritualism (4)

Camille Flammarion (1842 - 1925), astrónomo francés, fundador de la Sociedad Astronómica de Francia, meticuloso observador del Sistema Solar, particularmente de Marte, donde uno de los cráteres lleva su nombre en tributo de recordación. Él se interesó sobremanera por el espiritismo y consideraba estos fenómenos como campos científicos por descubrir (4).

Arthur Conan Doyle, (1859-1930), médico, novelista. Fue un verdadero maestro del género policiaco, donde creó al inolvidable Sherlock Holmes. Fue, en el siglo XIX, todo un “campeón” del satánico espiritismo (5).

Pedro y Marie Curie (1859-1906), descubridor de los elementos químicos Polonio y Radio. Junto a su esposa, la célebre Madame Curie, recibió el Premio Nobel de Física en 1903. Ambos fueron reconocidos adeptos del espiritismo (6).

Oliver Joseph Lodge (1851-1940), físico y escritor británico. Sus principales aportes científicos se hallan vinculadas al éter, cuya viscosidad negó, y a las radiaciones, campo en el cual fue un precursor de Heinrich Hertz. Bautizó y perfeccionó el «cohesor» (un detector de ondas radioeléctricas diseñado por el francés Édouard Branly), con lo cual contribuyó a los sucesivos descubrimientos de Marconi. En 1933 publicó Mi filosofía. Su inclinación hacia el espiritismo fue definitiva. En su libro Raymond (1916), se refirió a sus relaciones metapsíquicas con el espíritu de un hijo suyo muerto en la Primera Guerra Mundial (7).

 

La Biblia condena el espiritismo, por su origen demoniaco, y evidencia en sus páginas la existencia del mundo espiritual. “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo (I Ts. 5: 23). Al tiempo que el hombre posee un espíritu inmortal, existe un mundo poblado de seres espirituales. “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Ef. 6: 12). 

Por casi medio siglo Cuba fue un país donde la gente fingió ser atea, pero el sincretismo religioso, como “secreto a voces” era escandaloso y las manifestaciones espirituales llovían. Particularmente en lugares donde ingresaban personas que iban a morir las experiencias ocurrían “a pastos”. Trabajé siete años en la Unidad de Cuidados Intermedios del Hospital Clínico Quirúrgico “General Calixto García”, en el agradable Vedado habanero. Me encontraba en una oportunidad trabajando de noche cuando vi entrar delante de mí a un hombre al cuarto de la guardia. No había otra salida. Entré detrás para ver que hacía allí. Fue escalofriante comprobar que, finalmente, no había entrado nadie. Experiencias así he tenido a montones.

En una fría noche de guardia la enfermera de turno buscó a uno de mis compañeros para quejarse, porque dentro del cuarto en que se aislaban los casos críticos estaba un hombre vestido de blanco, sentado plácidamente y fumando un tabaco. Las ventanas estaban clausuradas y las puertas exteriores de la Unidad cerradas con llaves. La entrada del cuarto de aislamiento estaba visible. “Bueno —le dijo el médico —entre los dos será más fácil convencerlo de que debe salir”. Al entrar allí no vieron a nadie. Estaban solos los pacientes. Se creó una situación de verdadera tensión en la unidad. Se revisó hasta el falso techo. A la enfermera le dio un ataque de «nervios» que casi obliga a retirarla del turno.

 

 

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(1) Federico EngelsDialéctica de la Naturaleza, p. 39. Ciudad Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1982.

(2) Ibíd., p. 30.

(3) Miguel Barral. “Los fantasmas de William Crookes”. https://www.bbvaopenmind.com/ciencia/grandes-personajes/los-fantasmas-de-william-crookes/ 

(4) Bernardo Rivera. “El devenir de la ciencia”. http://devenirdelaciencia.blogspot.com/2008/11/ciencia-y-espiritismo-en-el-siglo-xix.html Publicado: 22 de noviembre de 2008. 

(5) Luis Alfonso Gamez. “Arthur Conan Doyle: el campeón del espiritismo”. Magonia. https://magonia.com/2014/07/24/arthur-conan-doyle-el-campeon-del-espiritismo/ 

(6) David Zurdo. “Los Curie y el espiritismo”. Los límites de la realidad. S.p.

(7) M. Ruiza, T. Fernández y E. Tamaro. (2004). Biografia de Oliver Joseph Lodge. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). https://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lodge.htm 




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