RIOS DE LA CRUZ BOOKS MINISTRIES: Recordando a mi madre

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viernes, 19 de septiembre de 2025

Recordando a mi madre

Hoy, 19 de septiembre de 2025, mi madre, Leonor Verdecia, habría cumplido noventa años. La despedimos de este mundo en 2003, y revueltos en aquel mar de amor con que nos ayudó a crecer, dejó recuerdos que no puedo olvidar; uno de ellos tiene que ver con la capacidad de inferir los significados de las palabras desconocidas. Como era de esperar, en mi temprana infancia, al leer, tropezaba con vocablos nuevos, así es que me detenía y le preguntaba. El asunto es que, a veces, mi madre tampoco sabía con precisión la acepción del término; entonces me decía: «Léeme la oración». Eso hacía yo y, seguidamente, ella explicaba todos los detalles del significado. Como no entendía que algo así pudiera suceder, me iba al diccionario de la casa, un pequeño y viejo Larousse, y allí comprobaba. Para mí asombro todo coincidía. 

Era una lectora voraz; pasaba largas horas atrapada entre libros. Dominaba toda la historiografía  de la Segunda Guerra Mundial. Teníamos vecinos profesionales y ellos sentían que manejaba los cursos de aquellas batallas y los desbalances de la guerra con más precisión que muchos historiadores profesionales. A más de esto sus anecdotarios de la Guerra de Independencia de Cuba eran únicos. 

En el pequeño apartamento de un solo cuarto donde crecí, teníamos mil libros leídos y releídos. No quedó novela en los fondos bibliotecarios de la ciudad que no pasara por su escrutinio. Amaba la narrativa de Verne, Dumas y Salgari; disfrutaba a Kipling y Heyerdahl; se conmovía con Dickens y Poe; se reía con Mark Twain; no le gustaban Hemingway ni Blasco Ibáñez; citaba de memoria a Horacio Quiroga, Edmundo de Amicis y Jack London; me leía por las noches a Herminio Almendros. De sus pulgares quedaron huellas amarilleadas en la Biblia de la casa, que se abría sola, al colocarla sobre la mesa, en el Salmo 91, que tantas veces le oí repetir.

De su influencia heredé esta vida entre libros, de la que nunca me pude desprender. Con no poca razón mi esposa dice que los hijos se parecen más a la madre que al padre. 

«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él» (Prov. 22:6). 




2 comentarios:

  1. Debajo de esa publicación tan extraordinaria, haz vaciadodesde tu misma alma,tu sentir y gran amor por esa madresita que dejara un legado tan grande en tu vida , y también en los tuyos, tu descendencia, Gloria y más Gloria ,a Jesús .

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    1. Gracias por tan bellas palabras. Dios le bendiga mucho. Responda el Señor la oración de su corazón.

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