Un profeta no es un confesor de verdades deseadas, mucho menos una herramienta normativa de la Iglesia o un trillador de nuevos caminos. Nos están imponiendo tal concepción en los tiempos modernos. Y eso no es un profeta.
Bíblica e históricamente¿qué es? Un profeta es un conector entre los hombres y el inmenso corazón de Dios. No habla desde sí. Dios habla desde dentro de él.
Un profeta es:
1. Un portavoz de Dios. La palabra hebrea nabi significa «el que habla en lugar de otro». El profeta no habla por sí mismo, sino en nombre de Dios (Éxodo 7:1–2; Jeremías 1:9).
2. Un instrumento de revelación. Dios les da visiones, sueños, palabras o señales para comunicar Su mensaje (Números 12:6; Amós 3:7).
3. Uno que llama por dirección célica a la corrección y el arrepentimiento. Los profetas denunciaban el pecado y llamaban al pueblo a la obediencia a Dios (Isaías 1:4; Jeremías 2:13).
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