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viernes, 3 de enero de 2025

Amelia López Arroyo, con el Señor

En la mañana de hoy, viernes 3 de enero de 2025, despedimos de este lado de la vida a la hermana Amelia López Arroyo, madre de nuestro amado Rev. Agustín Campos, pastor de la bellísima Iglesia Casa de Oración en Longview, Texas, Estados Unidos.

La hermana Amelia nació el lunes 5 de enero de 1942. Su personalidad recia y austera sacó adelante a una familia de ocho niños desde el cruento desamparo que le trajo la viudez. Capitaneó con firmeza aquel hogar. Forjó en los ocho el carácter y la integridad y los empujó, con no poca violencia, a ser hombres y mujeres de bien. Nada disfrutó más en sus últimos años que ver las vidas de ellos realizadas.

Anduvo al calor del día la buena Amelia y fue madre mucho más que de sus hijos, de toda su comunidad; persona alguna se fue del hogar sin comer. Medió mil veces en favor de los que carecían de recursos para enfrentar los gastos médicos y nadie murió en sus predios por no tener medicamentos; movía la voluntad de todos y ay del que la enfrentara, porque ni siquiera sus hijos, hombres fornidos, podían resistirle la mirada.  

Era la fuerza sin la brutalidad, la autoridad sin el menosprecio, la alegría sin el escarnio. Los hermanos de la amada Iglesia de Longview la vieron convertirse una mañana y todos corrieron al comedor a ver el espectáculo sublime: aquel genio indoblegable estaba quebrantada bajo la presencia de Dios.  

Su despedida temporal de familiares y amigos tuvo lugar el viernes 27 de diciembre de 2024, en la bella ciudad de Longview. Sus últimos meses se llenaron con el amor de sus ocho hijos que, a la postrer despedida, le llenaron de besos el rostro, como si quisieran retener para siempre la memoria de los lejanos minutos en que los arropó entre sus brazos.

La tierna y bella congregación de Longview cercó a su pastor ante la infausta pérdida que, por más que se esperara, en lo humano no se podía aceptar, porque no fuimos hechos para morir. Y el culto fúnebre se llenó de Dios. La adoración sublime del grupo de alabanza y sus músicos, los testimonios de los familiares y la palabra bíblica ferviente del Pastor Campos tornaron aquellos minutos de tristeza en una sentida acción de gracias a Dios por la vida de esa madre, que trajo con su vida la vida de tantos; con ellos la del «Dulce Cantor de Longview, Rev. Agustín Campos»

«Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos» (Sal. 116:15).

Con amor, reciba toda la familia nuestras más sentidas condolencias.


Rev. Octavio Ríos Verdecia 

Revda. Elízabeth de la Cruz de Ríos 

Dra. Elízabeth Ríos de la Cruz

Dra. Viria Ríos de la Cruz




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