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jueves, 5 de diciembre de 2024

El mejor concepto de sabiduría

Lo atribuyen a Einstein, pero no aparece en sus obras, al menos en las clásicas; no se parece tampoco a su estilo en El mundo como yo lo veo o a su humanismo en Ideas y opiniones y Mis últimos años. ¿Quién haría esa afirmación? Es la más formidable diferenciación entre la inteligencia y la sabiduría. Así versa: «La inteligencia resuelve el problema, la sabiduría lo evita».

Vaya cosa. Resumieron decenas de cartillas en un renglón. Hay gente así, que tiene mucha capacidad de síntesis, o que ha comprendido tan bien un asunto que puede reducirlo a una mínima expresión en la que no se escapa nada esencial. Eso tiene que ver con ese: «No entiendes realmente algo hasta que eres capaz de explicárselo a tu abuela». También lo atribuyen a Einstein, pero ¡tampoco está en sus obras! ¿No te desesperan los apócrifos?

Parece que la sabiduría viene de arriba. Su fuente está en el cielo. El apóstol Santiago escribió: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada» (Stg. 1:5). Esto la coloca al alcance de todos, porque todos podemos pedir a Dios.

De modo que la inteligencia es maravillosa, pero puede no estar en todo el mundo; para remate de complicaciones Howard Gardner descubrió que hay un montón de ellas: inteligencia matemática, lingüística, espacial, social, emocional...; el que tiene una no suele tener mucho de otra. Pero hay algo que sí está al alcance de todos y es superior; es la sabiduría. 




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