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viernes, 24 de mayo de 2024

Tampoco lo es de ti

Todavía el alba no rompía la oscuridad de la noche, cuando vimos abrirse paso en los espacios noticiosos a la más triste nueva: «Fueron brutalmente asesinados en Haití, este jueves, 23 de mayo de 2024, los jóvenes misioneros norteamericanos Natalie y David Lloyd». Al pie del titular se presentaba, espaciosa, la imagen del matrimonio. Estaban sonrientes, entre niños haitianos a los que prohijaban con amor en el rincón más oscuro de la tierra. Eso hacían cuando las pandillas criminales les cercenaron la vida. David Lloyd tenía 23 años; su esposa, Natalie, 21. Al lado de ellos murió un haitiano bueno; se llamaba Jude Montis.

El siglo XX dio la cifra de mártires mayor de la historia. Es evidente que el XXI la dará mayor.

La evaluación de los simples dirá que no fueron guardados por Dios. A la verdad la Biblia ordena: «Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio…» (Mr. 16:15. RVA-2015).

«Vayan…». No dice: «Volverán…».

¿Qué explicaciones tenemos a la muerte de nuestros hermanos, Natalie y David, en plena vida de servicio? Quizá, tras debatirnos entre causales bíblicas, lleguemos a una sola conclusión: el mundo no fue digno de ellos (He. 11: 38).

Tampoco lo es de ti.



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