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lunes, 22 de abril de 2024

En total desacuerdo con Fernando Birri y Eduardo Galeano

¿Qué son las utopías?; modelos que funcionan como horizontes, que pretenden comunidades imaginarias, homogéneas e ideales; en una humanidad tan heterogénea...

Utopía..., su propia etimología es antitética; significa «no lugar», «lugar inexistente»

Es extraño que tal cosa reciba el elogio de algunos. El finado escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano (1940-2015) contó una vez:

 

Me ocurrió en Cartagena de Indias, hace ya algún tiempo, cuando estaba en la Universidad dando una charla junto con un gran amigo, un director de cine argentino, Fernando Birri, y entonces (...) un estudiante se levantó y preguntó: «¿Para qué sirve la utopía?» (...), y él contestó estupendamente, de la mejor manera; dijo que la utopía está en el horizonte, y dijo: «Yo sé muy bien que nunca la alcanzaré, que si yo camino diez pasos ella se alejará diez pasos; cuanto más la busque menos la encontraré, porque ella se va alejando a medida que yo me acerco. Buena pregunta, ¿no?, ¿para qué sirve? Pues la utopía sirve para eso, para caminar...» (1).

 

Parece una reflexión ingenua, con cierto matiz poético, si no fuera porque la humanidad ya conoce a dónde la llevó andar en la dirección en que la empujaron las utopías, el elevado costo de andar por un camino errado. En nombre de las utopías se instrumentaron todas las ingenierías sociales que costaron la vida de miles de millones de personas. Desde imperios cargados de rancia vanidad, pasando por revoluciones sangrientas y totalitarismos satánicos, las utopías no hicieron más que desbordar un oscuro mar de vidas truncadas, familias destruidas y alegrías apagadas. Desde los proyectos de la Torre de Babel y las pirámides de Egipto atravesando Roma y extendiéndose a todos los fascismos; desde los primeros que se creyeron en el derecho de dirigir la vida de los demás hasta los contemporáneos acaparadores del poder de izquierda, centro y derecha, en todos se transpira el pérfido olor de las utopías; fueron de hecho movidos por ellas.

Utopía..., es tarde para hablar así. Desde 1516 en que Tomás Moro usó el término, hasta hoy, la humanidad aprendió que, de utopías, está trillado el camino al infierno. Nada es más antibíblico. El hombre más sabio de la tierra, el rey Salomón, escribió: «Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios» (Ec. 5:7). 

«Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová» (Jer. 17:5).

La utopía es una paráfrasis de Satanás: él pretendió ser igual a Dios; ese fue su sueño. Igual lo será en la proposición que hará el Anticristo. En la pretendida ovejunización del hombre que impone su Agenda Globalista están trastocados los valores más esenciales de la humanidad; todo en función de una utopía: la construcción de un mundo sin Dios.

En total desacuerdo con Fernando Birri y Eduardo Galeano. En total desacuerdo con las utopías.

 

 

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(1)     Eduardo Galeano. «¿Para qué sirve la utopía?» https://fb.watch/rBrq2EH7it/ Accedido: 21 de abril de 2023, 7:49 p.m.




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