Llegan a tiempo a cada cita, con puntualidad germánica. Cierran un trato con su palabra. Ven en cada mujer a una dama. No admiten cohecho, son graves, serios. Son caballeros, y resaltan como una curiosidad museológica.
Quedan algunos por ahí, solo que están en peligro de extinción, ellos, y los valores que defienden.
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