Sectas o partidos componían el judaísmo de los tiempos neotestamentarios. Estos eran:
a. Fariseos. Era la secta más grande y de mayor influencia en los tiempos del Nuevo Testamento. Su nombre se deriva del verbo hebreo parash, que significa “separar”. Eran los puritanos del judaísmo, y procuraban obedecer completamente a cada uno de los preceptos de la ley oral y escrita. Como grupo, tuvieron su origen poco después del tiempo de los macabeos(165-63 aC.), y ya por el año 135 A.C., se encontraban establecidos dentro del judaísmo. (1)
b. Saduceos. Según la tradición los saduceos tomaron su nombre de Sadoc, que fue sumo sacerdote en los tiempos de David y Salomón. Los hijos de Sadoc constituyeron la jerarquía sacerdotal del tiempo de la cautividad (II Cr. 31:10; Ez. 40:46; 44:15; 48:11), y según parece, en los días de Cristo, el nombre persistía como denominación del partido sacerdotal. Eran menos numerosos que los fariseos, pero tenían el poder político. Eran el grupo gobernante en la vida civil del judaísmo bajo los Herodes. (2)
c. Esenios. Poco se sabe de esa secta. Josefo la describe en su celebérrimo libro Guerras de los judíos. El significado de su nombre es incierto, pero estaba conectado, en alguna forma, con el sentido de la palabra hosios que, en griego, significa “santo”. A diferencia de los fariseos y saduceos, los esenios constituían una fraternidad ascética a la que podían entrar únicamente aquellos que estuvieran dispuestos a someterse a las rígidas reglas del grupo y a pasar por todas las ceremonias de iniciación. Se abstenían del casamiento, y renovaban sus filas por medio de la adopción o de la recepción de conversos. Vivian en comunidades donde tenían la propiedad en común, de modo que entre ellos no se distiguían ricos ni pobres. Se sostenían con el producto del trabajo manual. Comían frugalmente, y usaban ropas blancas, cuando no trabajaban. (3)
d. Zelotes. Constituían un grupo fanáticamente nacionalista que abogaba por la violencia como medio para librarse de Roma. En la época del sitio de Jerusalén por Tito, formaban uno de los partidos que estaba dentro de la ciudad; las disensiones causadas por ellos contribuyeron decididamente a la caída de Jerusalén. Simón, uno de los discípulos de Jesús, había pertenecido al grupo de los zelotes como su nombre lo indica (Lc. 6:15; Hch. 1:13). (4) Es curioso pensar que Jesús llamó a un zelote como Simón a compartir el discipulado apostólico al lado de un publicano como Mateo. Las posiciones sociales de los dos les convertían en irreconciliables enemigos políticos. Ambos vivirían el resto de sus vidas compartiendo la causa común del evangelio. Ambos murieron en martirio por causa de la fe. De extremos tan disímiles de la vida les llamó el Señor Jesús.
Otras posiciones
Hebraístas. Los hebraístas o “hebreos” se mencionan por Pablo, el cual era uno de ellos. “Circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo…” (Fil. 3:5). Los hebreos eran aquellos judíos que retenían no solamente la fe religiosa del judaísmo, sino también el uso del lenguaje hebreo, o arameo y las costumbres hebreas. (5)
Helenistas. Un número grande de judíos habían absorbido la cultura grecorromana, y habían dejado de ser judíos, excepto en asuntos de fe. Hablaban griego o cualquiera que fuera la lengua de la tierra donde vivían, adoptaban las costumbres de sus vecinos. En su culto aparecían elementos sincréticos, como en una sinagoga de Dura-Europos, sobre el Éufrates, que contenía representaciones mitológicas en los mosaicos y en las pinturas de las paredes. (6)
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La opinión de que los herodianos constituían un partido religioso reconocido por la literatura rabínica, como los boetosianos (de la familia de Boeto, cuya hija Mariamne fue una de las esposas de Herodes el Grande, y sus hijos fueron elevados al sumo sacerdocio por él) no tiene actualmente gran aceptación. (7)
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(1) Tenney, Merrill C. Nuestro Nuevo Testamento: Estudio panorámico del Nuevo Testamento. Edición revisada y aumentada. Grand Rapid. Michigan. Editorial Portavoz, 1989, pp. 136-146.
(2) Ibíd.
(3) Ibíd.
(4) Ibíd.
(5) Ibíd.
(6) Ibíd.
(7) J. W. M. Artículo: “Herodianos”, Ed. F. F. Bruce. Nuevo Diccionario Bíblico Certeza. Barcelona-Buenos Aires-La Paz. Ediciones Certeza Unidas, 2003, p. 590.)