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lunes, 4 de febrero de 2019

Soy la vida


La presente publicación recoge veintiún poemas del autor, nacidos en los trasiegos y avatares del ministerio. No fluyeron en momentos de ocio. Vieron la luz en el fragor de fuertes combates librados en Cuba mientras se pugnaba por la expansión del evangelio. Hoy son cicatrices, para entonces fueron profundas heridas de guerra. No busque en ellos joyas de lírica parnasiana. Es la oda nacida de un vaso quebrado, mil veces rehecho en las manos de Aquél que nunca apaga el pábilo que humea. 
La noche del domingo 27 de enero de 2019 vino sobre La Habana, Cuba, uno de los tornados más violentos que se haya registrado en la isla en toda su historia. Levantó en peso, y proyectó lejos varias decenas de automóviles pesados; desarraigó los árboles, derribó los postes eléctricos, dejó centenares de casas sin techos.  Inclemente, destruyó a su paso tres municipios. Uno de sus epicentros estuvo a quinientos metros de la casa de mi familia. Todas las manzanas colindantes fueron arrasadas. Al día siguiente, nuestra hija más pequeña, Viria Ríos de la Cruz, nos llamó. Habían tenido, la tarde antes del siniestro, un ardiente culto de oración y ayuno, con el tío Nelsio. Muy conmovida, nos dijo: “Ni siquiera mis maticas se movieron. Todo está intacto. ¡Dios nos guardó!” Con la poca carga eléctrica que le quedaba en el móvil nos envió la imagen que aparece en la portada de este libro.
A la gran gloria del Dios que les guardó en la hora de la prueba se dedica esta publicación. Quiera el Señor Jesucristo, nuestro amado Salvador, recibirla.       



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