José Martí (1853-1895), la figura más excelsa de las letras cubanas, fue un bullicioso mar de ideas. Escribió con acrisolada belleza, y entre las páginas que nos dejó vibran, en curiosa armonía, conmociones tan dispares como lo son las que producen los temas del amor y el odio, la felicidad y el dolor, la libertad y la esclavitud. Más allá de la prosa hizo de su poesía un noble instrumento lírico para cantar a la honradez y la verdad.
Admiró la filosofía, la historia, el arte. Sus artículos periodísticos documentan temas de geografía, medicina y política. Nada escapó en su obra, que parecía gobernada por aquel principio que nos legó Terencio, cuando escribió: “Nada que sea humano me es extraño”. (1)
Amaba la inspiración; era su mare nostrum. Acerca de ella, escribiría: “…La inspiración puede ser buena o mala; pero aunque sea mala, yo la amo, porque es inspiración. Yo amo lo incorrecto y desordenado, porque así están los árboles del bosque, y así corren las aguas de los ríos, y así crecen en sus plácidas orillas las flores y los musgos humedecidos por el beso enamorado de sus aguas”. (2)
A la muerte de Peter Cooper su prosa se desdobló “en palacios de luz suprema” (3); la visión de Víctor Hugo le encumbraría a “una montaña coronada de nieve”. (4)
Con el trabajo cuidadoso de sus amigos pudieron salvarse cientos de artículos, publicados en diarios como La Nación de Buenos Aires, La Opinión Nacional de Caracas, La Opinión Pública de Montevideo, La República de Tegucigalpa, El Partido Liberal de México y Las Américas de Nueva York.
En los últimos años el Centro de Estudios Martianos, en La Habana, Cuba, publicó la Edición Crítica de sus Obras Completas, que organizó sus proclamas, discursos, manifiestos, comunicaciones, dedicatorias, cartas, correspondencias periodísticas, crónicas, artículos, ensayos, narraciones, obras de teatro, poemas, semblanzas biográficas, traducciones, dibujos, borradores, fragmentos de escritos y cuadernos de apuntes. Este impresionante legado literario se organizó en veintisiete tomos. (5)
Llegamos entonces a la pregunta en cuestión: ¿es posible descubrir y hacer expresión resumida de cuál fue la más grande inspiración de este preclaro pensador? ¿Puede definirse con atino, entre las páginas de su vastísima obra, a aquella que consideró ser la idea más elevada? Muy escondida en la preciada colección de volúmenes de aquel que se ha dado en llamar “el más universal de los cubanos”, aparece, de su pluma y letra: “…de todos es la idea de Dios y es la más grande de todas las ideas…”. (6)
En las memorias que dejó de su maestro, Rafael María de Mendive, hay un conmovedor registro, en que se lee: “…Mi maestro Rafael Mendive ha dicho que por el dolor se entra a la vida: por la poesía se sale de ella. Se olvidan las culebras, y se piensa en las águilas y los leones. ¡Qué suaves lágrimas se asoman a los ojos después de haber leído buenos versos! Y ¡cómo piensa en Dios el que leyó, con hondo ánimo, la Aurora de Krasinscki”. (Sic.) (7)
Las palabras que dedica, en 1884, a describir las reuniones de los reformadores puritanos, son muy significativas. Allí se lee:
Aquella gente templada y adusta no se juntaba en el día de gracias, como nosotros en nuestra Noche Buena, a festejar y regocijarse (…). Se juntaban los viejos colonos, bajo el techo que habían levantado con sus mismas manos, a alabar al Dios grande que no deja morir la virtud entre los hombres, a poner las palmas callosas sobre los hijos y los nietos, a oír con la mano recogida en ademán de meditación sobre la frente humillada la homilía fervorosa del padre de la casa, y a orar por los desaparecidos de la vida, sobre la Biblia en cuyas páginas señala sus nombres una línea negra. (8)
El movimiento puritano había surgido en la Inglaterra del siglo XVI; se sostenía desde una confesión calvinista, y por ende un carácter reformista; rechazaba tanto a la iglesia católica como a la anglicana. El movimiento fue perseguido en Inglaterra, razón por la que muchos dejaron el país buscando horizontes con una libertad más promisoria. Un grupo, liderado por John Winthrop, llegó a las colonias de Inglaterra en América del Norte en abril de 1630 (9). Estimulaban la lectura en el hogar y en los púlpitos parroquiales; exhortaban a la oración, la santificación y la vida moral superior. Era un regreso a las virtudes primigenias del evangelio. Como escribiera Martí: “…del escándalo reinante en la corte inglesa, que hizo necesaria para mantener el equilibrio del espíritu de la nación la resistencia puritana (…)”. (10)
Desde un ángulo no ya histórico, sino deontológico, para Martí cumplir el deber no solo es un sentido de vida, sino además un lugar que lo coloca al amparo de Dios. En carta a Miguel Viondi le confesó: “Yo cumplo con mi deber: Dios me amparará” (11). Para Martí, Dios es la fuente de todo lo ético.
Cuando finalmente tuvo que describir el dramático momento en que Fermín Valdés Domínguez vindica la inocencia de los ocho estudiantes de Medicina, fusilados en La Habana, el 27 de noviembre de 1871, no encontró una referencia mayor para solemnizar el momento que el conjuro de aquel que viene en nombre de Dios. Así lo describió:
…Él, con la sencillez de la grandeza, alzó la mano en nombre de Dios frente al cadáver que decían profanado por sus condiscípulos, y en un dramático momento, digno de que el pincel lo perpetúe, levantó las sombras de sus amigos inocentes (…) ¡El propaló la vindicación, (…) y al fin, símbolo triste y hermoso de nuestra historia, bajó a buscar al seno de la tierra los restos de sus amigos muertos, con los brazos desnudos! ¡Glorioso joven! ¡Ya puede morir, puesto que no ha de prestar a su patria un servicio mayor! (12)
Más allá de las revueltas confusiones de los hombres sobre las que tuvo que escribir el héroe nacional cubano, están presentes en su prosa y verso, las más cuidadosas expresiones de respeto a Aquel, en quien vio el “…Hacedor misterioso del cielo y de la tierra…” (13), y por sobre todas las cosas: “…la más grande de todas las ideas…”. (14)
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(1) Nihil sub sole novum. Blog sobre el mundo clásico y grecolatino. https://nihilnovum.wordpress.com/2012/09/27/una-cita-de-terencio-en-una-carta-con-polemica-i/ Accedido el 10 de agosto de 2018, 7:18 PM.
(2) José Martí, Variedades de París, Obras Completas, t. 28, p. 19. La Habana. Instituto Cubano del Libro. 1973.
(3) J. Martí, Peter Cooper, OC, t. 28, p. 166.
(4) J. Martí, Variedades de París, OC, t. 28, p. 19.
(5) Edición crítica Obras completas. http://www.josemarti.cu/edicion-critica-obras-completas/ Accedido el 10 de agosto de 2018, 7:57 PM.
(6) J. Martí, Cuaderno No. 1, OC, ed. electrónica, t. 21, p. 23.
(7) J. Martí, Poesía Dramática Americana, OC, ed. electrónica, t. 7, p. 173. Centro de Estudios Martianos.
(8) J. Martí, La Nación, Nueva York, 27 de noviembre de 1884, OC, ed. elect., t. 10, p. 127.
(9) Heart Cry. Recursos en español. “Historia de los puritanos”. https://recursosespanol.com/historia/los-puritanos/ Accedido el 10 de agosto de 2018, 8:42 PM.
(10) J. Martí, La Nación, Nueva York, 27 de noviembre de 1884, OC, ed. elect., t. 10, p. 127.
(11) J. Martí, Epistolario, Nueva York, 5 de febrero de 1880, OC, ed. electrónica, t. 20, p. 284.
(12) J. Martí, Hombres. Fermín Valdés Domínguez, OC, ed. electrónica, t 4. p. 357.
(13) J. Martí, La Opinión Nacional, Caracas, 1 de octubre de 1881, OC, ed. elect., t. 9, p. 42.
(14) J. Martí, Cuaderno No. 1, OC, ed. electrónica, t. 21, p. 23.
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